A ver quién encuentra aparcamiento esta tarde, a la hora del concierto de Manuel Carrasco en el muelle. Sin darnos cuenta, Cádiz se está convirtiendo en una ciudad inaccesible. Eso se nota especialmente en los fines de semana de agosto. Y también cuando hay algo que supera lo normal: el Carnaval, la Semana Santa, espectáculos en el muelle, grandes regatas, compras de Navidad… De modo que el Cádiz de intramuros se transforma en un lugar difícil, al que hay que llegar. Y no sólo para los que viven en la ciudad, sino también para veraneantes y turistas de los municipios limítrofes de la Bahía. Como digo, en verano es cuando más se nota. Aparcar en Cádiz un fin de semana se plantea como misión casi imposible. Y ese problema irá a peor.

Por consiguiente, para el alcalde, Bruno García, una de las asignaturas pendientes es construir más aparcamientos subterráneos. Está muy bien que construyan más viviendas. Pero los vecinos suelen tener coches, que necesitan aparcar. Y quienes acuden a Cádiz no siempre pueden hacerlo en el transporte público, que según los casos no es rápido, ni eficaz, ni tiene horarios realistas para volver de noche.

En los últimos años, se amplió la oferta para aparcar en el muelle y los alrededores de la estación de autobuses. Pero se cometió un error garrafal por parte de la Izquierda Gaditana y el PSOE: negarse a la construcción del aparcamiento subterráneo de la Plaza de Sevilla. Los coches no son patrimonio exclusivo de los ricos, sino que las clases medias trabajadoras también los utilizan, aunque no sean de lujo. Y los que acuden a veranear a Cádiz, y los turistas, etcétera.

En el casco antiguo, por su insularidad, las posibilidades de construir aparcamientos subterráneos son limitadas. La mayoría se ubican en la periferia, que es donde más sentido tienen: en Canalejas (donde se amplió), en Santa Bárbara, en el Campo del Sur… El más céntrico es el de San Antonio, que se quedó encajonado con el cierre al tráfico de la calle Veedor, y que obliga a un zigzag para salir, que ha destrozado la esquina de las calles Zaragoza y Benjumeda. Es un parquin de accesos complicados, duro para los seguros.

Se perdió el aparcamiento de superficie en la plaza de España y no se hizo nada a cambio, ni allí va nadie, excepto los políticos a ofrendar ante el monumento. La opción de ampliar Canalejas, Santa Bárbara y el Campo del Sur supongo que es difícil. Hay problemas técnicos, que deben resolver los expertos. Sin embargo, dejar el caos como está será un freno para el desarrollo de Cádiz en el siglo XXI.

José Joaquón León