NO era sólo un buen muchacho, que salía de figurante en algunas agrupaciones de Carnaval. Si nos referimos a Francisco Moray Velatta, que era su nombre en el DNI, quizá pocos sepan identificarle. Pero Paquito del Mentidero era un personaje del Cádiz profundo, esa ciudad que ya casi no existe, y a la que no se debería ver nunca con menosprecio, ni con falsa superioridad cultural. Al contrario, Paquito era gadita, no sólo gaditano, y encarnaba las esencias festivas del Mentidero, uno de los tres barrios del folklore local, junto a Santa María y La Viña. Aunque también el más olvidado de los tres, el más venido a menos en los últimos años, cuando los pisos turísticos, la impersonalidad y una pátina de decadencia lo han sacudido demasiado.

El Mentidero era muchos barrios en uno. Y no sólo popular, también señorial, y depositario de los últimos resuellos de un Cádiz americano. El Mentidero era (y es) sobre todo la plaza, que da nombre al barrio, como se lo dio a Paquito. La plaza donde vivía Gitanilla del Carmelo, de la que ya nadie se acuerda. La plaza que hoy sirve de plataforma para veladores de bares, y que añora ese ambiente de plaza mayor de barrio que antaño tuvo. Pero el Mentidero era más que un barrio y una plaza.

El Mentidero es lo que existe entre dos templos que lo delimitan y definen. El templo sagrado de la Alameda, donde se venera la Virgen del Carmen. El templo laico del Gran Teatro Falla, que tiene un paraíso (palabra muy gaditana, como me recordaba la semana pasada Pedro Payán), al que ahora llaman gallinero. Entre el Carmen y el Falla está el Mentidero, y estaba Paquito. La Facultad de Medicina no es el Mentidero. El Baluarte de la Candelaria, tampoco. Están allí, pero no son. Ser es algo diferente.

El Mentidero era el Diario de Cádiz en la calle Ceballos, con el periodismo de papel y de noticias mágicas. Era señorial en Veedor, incluso en Cervantes. Era popular y de casas de vecinos en Bendición de Dios y Hércules, o en Enrique de las Marinas, Adolfo de Castro y la plaza de la Oca. Tenía nostalgias del Atlántico y América por Buenos Aires, Vea Murguía y Fernán Caballero. El Mentidero ha sido de Fletilla, de Joaquín Quiñones y de Luis Rivero para el Carnaval. Fue de Domingos de Ramos de Borriquita, y es de Lunes Santos de Prendimiento. Y siempre de 16 de julios carmelitanos, con el rumor de las olas en la Alameda.

Paquito, cuando me veía en el Mentidero, me preguntaba por algo del Carmen, o si iba a salir en Onda Cádiz. Paquito tenía un gran corazón y le falló. Quedó abierto como un buzón para un Cartero Real.

José Joaquín León