ESTE debate es antiguo. Se planteó en la posguerra, cuando José Luis Arrese, el primer ministro de Vivienda nombrado en este país, dijo aquella frase lapidaria: “Queremos una España de propietarios, no de proletarios”. El franquismo era una dictadura, pero tenían claro que debían apostar por la vivienda pública. Aunque duela decirlo, la mayoría de las barriadas que existen en este país proceden del franquismo. En Cádiz, ese asunto está clarísimo. La polémica entre propietarios o proletarios ha vuelto a surgir a cuento de los terrenos de Navalips. Ni que decir tiene que la izquierda gaditana está contra los propietarios, pues su concepto de la igualdad pasa porque todo el mundo sea pobre, y no porque los pobres dejen de serlo. Así todos vivirán de la ayuda pública.

El caso de de los pisos de Navalips es paradójico. El suelo está en la Zona Franca, que depende del Gobierno. Y en el Gobierno están el PSOE y Sumar. Por consiguiente, la especulación (si la hubiere) no la hace una administración del PP, sino la Zona Franca, que depende de la izquierda. Allí dicen que van a construir 800 viviendas, de las cuales 400 serían sociales. La empresa municipal Procasa no tiene capacidad para eso, por lo que necesitaría la ayuda de la Junta de Andalucía. Es decir, los pisos sociales serían construidos por administraciones del PP. Y pretenden que esos pisos sociales sean para alquiler y no para la venta, como salieron las barriadas de Cádiz, entre personas con modestos ingresos, pero que se hipotecaron para ser propietarios.

En este país se llegó a la conclusión de que el objetivo de las familias debía ser tener un piso de su propiedad, y no en régimen de alquiler. Es la diferencia entre que sea tuyo o no. La mayoría de los sindicalistas y de los políticos de izquierda y de los que piden que sean alquilados no predican con el ejemplo, porque ellos tienen pisos de su propiedad. Aunque quieren un país de proletarios, ellos son propietarios. Y algunos han vendido sus pisos, y compraron otros, y han ganado dinerito.

Ya escribí que esta promoción de Navalips podría salir adelante gracias a que el delegado de la Zona Franca es Fran González, del PSOE, y el alcalde es Bruno García, del PP. A pesar de que había consenso para el proyecto, ya ha aparecido la demagogia de siempre. El barrio que se construya en el solar de Navalips está en un sitio muy feo, en un extremo de Cádiz y sin parroquia. No es el sitio ideal para un piso de lujo, según el mercado, pero puede servir para una barriada social de proletarios que sean propietarios y vivan mejor en el futuro.

José Joaquín León