SORPRENDE que la diputada Esther Francisca Gil de Reboleño Lastortres, gurú espiritual del Movimiento de Sumar en Cádiz, se conforme con pedir el cambio de nombre en el puente José León de Carranza. Debe tener muy buena relación (política) con el ministro de Transportes, Óscar Puente, ya que ha anunciado el cambio de nombre antes de que el Ministerio lo apruebe. Y, además, ha puenteado con Puente a la subdelegada del Gobierno, Blanca Flores. Aprovechando esa relación privilegiada de confianza, le podría haber enviado un pedido más práctico y completo, de cara a la posteridad.

Por ejemplo, la diputada Esther Francisca Gil de Reboleño Lastortres le podría haber reclamado al ministro de Transportes, Óscar Puente, que agilice las obras en la AP-4 entre Sevilla y Cádiz. Le podría haber solicitado que el Ministerio complete las obras para tener una autovía A-4, en el tramo entre Jerez y Dos Hermanas. Le podría haber pedido también que agilicen las medidas para que el cruce de Tres Caminos y el tránsito entre Chiclana y Puerto Real no se colapse casi a diario. Le podría haber solicitado que terminen la autovía de la SE-40, con el nuevo puente que debe construir Óscar ídem, que agilizaría en media hora (o más) los desplazamientos entre las provincias de Cádiz y Huelva, ya que no quieren construir la carretera que las una directamente, para lo que no es necesario que pase por Doñana.

Todas estas obras, y muchas más, dependen del Ministerio de Transportes, cuyo titular es Óscar Puente, en cuyo nombre habla la diputada Esther Francisca Gil de Reboleño Lastortres, a pesar de que ella es del Movimiento de Sumar y el otro es del PSOE, el partido en el que militaban Ábalos y Cerdán, cuando las mordidas por el puente del Centenario en Sevilla.

Cambiando de tercio, esta diputada, en vez de lanzarse a la fama por el cambio de un nombre en un puente, para colocárselo a Rafael Alberti (no por poeta, sino por ser del PCE), le podría haber pedido también una mejoría ferroviaria. La diputada no denuncia que Cádiz va a ser la única provincia andaluza sin tren de alta velocidad. Y que los trenes de Andalucía se estropean con pasmosa facilidad. Y que la solución no es poner a la estación madrileña de Atocha el nombre de otra de las suyas, Almudena Grandes, y no por ser novelista, sino por ser de esa alegre pandilla de IU que se adueñó de la cultura española y reparte prebendas a los amigos, mientras el país tiene unas infraestructuras tercermundistas. ¿Para eso nadie recoge firmas? ¿O es que en Cádiz se tragan todo por cobardía?

José Joaquín León