DOS años después del cambio, el carril bici de Cádiz sigue igual que dos años antes. Viene a cuento recordarlo, no sólo por las protestas de las asociaciones de ciclistas gaditanos que organizan bicifestaciones cada mes, sino porque era una de las medidas estelares. El Ayuntamiento y la Junta alcanzaron un acuerdo, desde que era alcaldesa Teófila Martínez, y consejera Elena Cortés, de IU, que entonces gobernaba en una coalición con el PSOE de  Susana Díaz, detalle que se ha olvidado. El equipo municipal del PP aprovechó para inaugurar una web del carril bici (tan amena como la del nuevo puente), así como difundir amplia información en las pantallas LED.

La historia es conocida, incluso por el concejal de Memoria Histórica, Martín Vila, que también lo es de los carriles bici. Este asunto se había convertido en uno de los tiras y aflojas con Fernando López Gil, en sus tiempos de la Junta. A bombo y platillo, se anunció la próxima licitación del carril de Extramuros, que tardará 18 meses en ser construido y estará supuestamente para 2019, el año de las elecciones municipales.

Pero nos queda el carril del Cádiz interior. Y siempre es oportuno que exista alguien a quien culpar de los retrasos. En el caso de la estación de autobuses y del tranvía de la Bahía se culpaba a Adif, hasta que se orientaron y les dijeron que sí a todo, y ya no se supo de quién era la culpa. Pues en el carril bici le ha tocado el sambenito culpable al Puerto de Cádiz. No aprueban que el trazado del carril bici discurra por el interior del recinto portuario. Al fin y al cabo, si lo permitieran, se debería derribar la Verja. No tendría sentido que pasaran los ciclistas y se prohibiera a los peatones.

En fin, lo que hay es el carril de toda la vida, con sus rayas pintadas con brocha gorda. La única excepción es el Paseo de La Paz. En el Campo del Sur están esos carriles, por los que pocos ciclistas se atreven a arriesgarse. Carriles compartidos con los pobres peatones, que tampoco andan por amplias aceras. Movilidad insostenible, propia de los tiempos de la vieja política. Y el Paseo Marítimo, que algún día sería peatonal, sigue con su zona azul en verano.

Podemos perder los cuatro años de este equipo municipal de gobierno peleando el trazado del carril bici. Si pasa por detrás o por delante de la Verja. Si las bicicletas reúnen las características propias de un buen puerto de cruceros, o no. Al menos, han tenido el gesto transparente de no anunciar ese carril en las pantallas virtuales. Con el consiguiente ahorro de carcajadas.

José Joaquín León