ALGUNAS grandes ciudades tienen su milla de oro y mercadillos especializados. Londres, París, Madrid… Cádiz tiene su calle Columela y su milla del Piojito. Este año se ha montado el mercadillo en agosto, como pedían sus comerciantes. Quien no ha visto un Piojito en verano con levante, no sabe lo que es un Piojito en su salsa. Esa Avenida de la Bahía en todo su esplendor. El pasado lunes, aprovechando una levantera de fuerza 7 sobre 10 (todavía podía ser peor), acudí a ver las sutilezas de este mercadillo en agosto. Pude comprobar que más del 80% de la mercancía es made in China, o made in PRC, como se lee en las etiquetas para disimular.

Esto no es raro, pues las grandes marcas del lujo también acuden a Asia, donde la producción textil es más barata. Lo curioso del Piojito (que no debería perder su esencia), es que poco a poco los vendedores están ofreciendo un género que es exactamente el mismo que venden en las tiendas y supermercados del Chinatown gaditano. Las mismas marcas del híper de la Zona Franca, por ejemplo. Calzoncillos de Dulce & Camino, bragas de Channo, y otras así. Eso, a la larga, nos conduce a un Piojito prescindible, pues la María gaditana y el Pepe gaditano pueden adquirir lo mismo, cualquier día de la semana, en las chinerías y no tan chinerías de esta ciudad. Instalar los puestos en agosto, para eso, pues en fin.

Por el contrario, los grandes mercadillos se deben especializar. Aportar algo diferente. Es cierto que el Piojito siempre ha competido por precios baratos, desde antes de que los chinos montaran su emporio en Fuenlabrada. Desde que yo tengo uso de razón, desde que estaba en pleno auge Merchán en el Palillero, o cuando la calle Compañía era un enclave señorial de la moda local, el comerciante de Cai se ha quejado por la competencia de la venta ambulante. Con el tiempo, cerraron las tiendas y alquilaron los locales a las franquicias. La culpa no fue del Piojito, sino de Amancio Ortega.

Pero la milla gaditana de la Barriada de la Paz necesita un replanteamiento. Es una tradición gaditana que se pueden cargar ellos mismos. Por cierto, me extraña que las asambleas de ciclistas no protesten contra el Piojito. Una parte de los puestos se monta justo encima de uno de los pocos carriles de bici que existen en esta ciudad. El deterioro que presenta queda a la vista. Por el contrario, no queda a la vista la Policía Local; o al menos no es fácil descubrirlos, por lo que algunos espontáneos se pasan de listos.

Cádiz debe tener buenos mercadillos. No sólo el Piojito de los lunes, también el Baratillo de los domingos. No son ellos quienes arruinan al comercio gaditano.

José Joaquín León