LA Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz, se transformó ayer en Galeona. No tuvo necesidad de viajar por mares lejanos, sino que se quedó en su Bahía gaditana. Una patrullera de la Armada la trasladó, desde el muelle hasta Puntales. Al embarcar sus andas, hubo como una nostalgia ultramarina. Ahora es Cádiz la que se asoma al mar para verla. La visita a las parroquias de la ciudad se prolongará hasta el 8 de septiembre, cuando regresará a Santo Domingo. Con este recorrido se cumplirá quizás el acto más emotivo de su 150 aniversario como Patrona.

La Magna Mariana fue lo más llamativo en el culto externo. El Besamanos Magno fue lo más destacado en los cultos internos. Pero este recorrido por las parroquias de Cádiz puede que sea lo más recordado cuando pase el tiempo. El día que la Virgen del Rosario estuvo en Puntales. El día en que la Patrona llegó a Loreto. El día en que se quedó en La Laguna. El día en que acudió a la parroquia de San Francisco Javier, en la zona más humilde de la Barriada. Después recorrerá las parroquias del centro histórico y llegará hasta Santa Catalina, en la otra punta de la ciudad, tan cerca de la Caleta.

Gracias a las  Santas Misiones Gaditanas del prior dominico, Pascual Saturio, la Virgen del Rosario se ha dado sus buenos paseos por Cádiz. Ha ido a casi todas las iglesias. Incluso a las de Extramuros. Ya estuvo en San José, a donde volverá, así como a San Severiano. Pero esta vez lo más notable es que pasará por templos poco adaptados al ambiente cofrade. Se quedará sin ir a algunos que parecen garajes más que templos (dicho sea con todos los respetos), porque se construyeron en una época donde no querían abrir puertas por las que entrara un paso, o ni siquiera unas andas. Sin embargo, en espíritu, recorrerá toda la ciudad.

Al final de este año tan especial, sería de justicia que la iglesia de Santo Domingo se convierta en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario. Se lo merece Ella, y también su prior, que siempre da la cara por la Virgen, y no se esconde nunca. El padre Pascual es uno de esos frailes inolvidables que serán recordados cuando pase el tiempo.

Con estas visitas de la Patrona, se ha profundizado a San Ignacio de Loyola, al que se atribuye el consejo: “En tiempos de tribulación no hacer mudanza”. La Virgen del Rosario hace mudanza todos los días, si es oportuno, para estar junto a los gaditanos. Por el contrario,  hoy el amor verdadero a la Virgen no se muda, ni se cambia, sino que sigue tan vivo como hace un siglo y medio, cuando la proclamaron Patrona de Cádiz.

José Joaquín León