HOY comienza el curso escolar, que en Cádiz tiene una singular importancia. Hoy  empiezan las clases de Infantil, Primaria y Especial. Hoy se puede decir que termina el verano. Para que llegue el otoño aún faltan 10 días, o eso calculan, pero realmente el verano se acaba hoy. Esto se aprecia en las playas, donde ya no acudirán los niños, ni las madres ni los padres. Por lo cual, sólo se quedarán los jubilados (que en Cádiz son multitud), los jóvenes universitarios (que todavía esperan) y los que se toman unos días de vacaciones en septiembre (que son pocos). Los colegios marcan el ritmo de las ciudades. Este año, la Junta de Andalucía ha encontrado la receta para mejorar la enseñanza: hay menos alumnos y más profesores.

Según explicó el delegado provincial de la Junta en Cádiz, Juan Luis Belizón, este año habrá en la provincia 275.550 estudiantes y 14.410 profesores. Esto supone 1.350 alumnos menos y 418 docentes más. Esto supone 19,12 alumnos por cada profesor. Esto no es como en los tiempos de doña Josefina Pascual. Si alguna vez vemos la Facultad de Ciencias de la Educación en las discutidas instalaciones de Valcárcel, y si los jóvenes gaditanos se animan a matricularse, puede llegar un día en que habrá un alumno por cada profesor. Entonces los niños y las niñas podrán decir con toda propiedad: “Don Álvaro es mi profesor”. O bien: “Doña Cristina es mi profesora”. Mientras que los maestros y las maestras podrán replicar: “Huguito es mi alumno”. O bien: “Vanesita es mi alumna”.

Me ha extrañado que en la Consejería de Educación, que tiene como titular a Sonia Gaya, acojan con tanta alegría esta situación. Ya verán cuando se jubilen los maestros y no puedan cobrar las pensiones, por la falta de alumnos que después no se colocan ni le aportan un euro a la Seguridad Social. A ver si creen que los alumnos y las alumnas caen del cielo. Pues no, los trae la cigüeña desde París. Pero ahora en Cádiz, a pesar de ser una ciudad amistosa con los animales, no vienen las cigüeñas como antes; y las ratas y las cucarachas no traen niños, sino disgustos, y se pasean aburridas.

Así estamos, con las clases que dan pena. Al final, los profesores y profesoras van a tener que jugar al fútbol entre ellos y ellas en los recreos. En la Junta están contentísimos, porque así va a mejorar la calidad en el Informe Pisa. Empezaron repartiendo preservativos y van a terminar con las aulas vacías. A pesar de todo, hoy volverá ese ambiente de los comienzos de curso. La nostalgia del tiempo perdido empieza en las lágrimas inconsolables de los niños, que viven como un suplicio su primer día de colegio.

José Joaquín León