FALTA menos. Apenas queda un año y medio para las próximas elecciones municipales. En Cádiz no se dan las condiciones para una moción de censura. Piensan que el alcalde González y su grupo de Podemos serán censurados en las urnas por su propio peso. Me parece absurdo valorar las encuestas que por ahí circulan, teniendo en cuenta que en Cádiz sólo acertaban cuando eran fáciles, cuando Teófila Martínez mantenía la mayoría absoluta. Cádiz es imprevisible, a la vista está. Pero es curioso anotar que la actual oposición municipal ejerce su labor con resignación, conformismo y peleítas esporádicas. En los partidos no tienen las ideas claras.

En el PP aún se oculta quién encabezará la candidatura de 2019. Se supone que Teófila está deshojando la margarita. En una reunión que mantuvo el líder regional del PP, Juanma Moreno, con sus concejales de Sevilla, les dijo que en enero de 2018 deberían estar decididos los alcaldables de las capitales andaluzas. La corriente que predomina es favorable a la renovación de candidatos, tras haber perdido alcaldías importantes. Eso no quiere decir que cambien en Cádiz, ni tampoco que no cambien. El enigma les puede perjudicar. Aunque se entiende que no quieren quemar a nadie.

En el PSOE andan enfrascados en sus cuestiones fratricidas. La pugna por el liderazgo local entre Fran González y Blanca Flores será determinante. Quien gane puede ser el candidato o la candidata municipal, pero también puede serlo un tercero o una tercera en discordia. Aparte de sus fraternales discusiones, que tanto les perjudican, en el PSOE deberían apostar por alguien que salga a competir, no sólo a quedarse de convidado de piedra. Volver a ser el referente de la izquierda gaditana debería ser el objetivo para ellos. Y eso no se consigue por casualidad, ni con cualquiera.

En Ciudadanos también ha existido cierto run-run y algunos movimientos esotéricos. Juanma Pérez Dorao es de los mejores concejales de esta Corporación, en la que no ha abundado el lucimiento. Tampoco se sabe si repetirá. Pueden cambiar las circunstancias, si a partir de 2019 son decisivos para gobernar, o incluso pudieran entrar en una coalición grande o pequeña.

Como se observa, en realidad no se sabe nada de nada. Han aprendido que a un tal Kichi no lo conocía casi nadie, un año antes de ser proclamado alcalde. Sin embargo, ahora ya lo conoce todo el mundo, para bien o para mal, y no siempre suena la flauta. A veces sucede que gana el malo conocido. y se estrella el bueno por conocer.

José Joaquín León