ES preferible tener un festival de música de primer nivel que dos de medio pelo. En el supuesto caso, claro está, de que interese apostar por el turismo cultural en Cádiz. También se puede apostar por culturizar a los gaditanos, como procuró Fernando Quiñones en los primeros tiempos fundacionales de Alcances, cuando su intencionalidad era que el cine, el teatro, la música, la pintura o la literatura de vanguardia (que entonces no llegaban a la ciudad ni por equivocación), pudieran tener cierto eco. Así que lo primero es decidir qué es lo queremos: ¿música de primer nivel?, ¿teatro de primer nivel?, ¿cine de primer nivel?

Los tiempos actuales de la posverdad, ya no tienen las mismas necesidades culturales que los del posfranquismo, cuando empezó Alcances, siendo gobernador civil Antolín de Santiago, que ayudaba a traer películas la Seminci de Valladolid (que ya ha cumplido 62 ediciones). Por eso, sólo se debe apostar por el primer nivel cultural. Otras opciones aportan poco.

En ese sentido, no pasó nada por suprimir el Festival de Música Manuel de Falla, que organizaba el Ayuntamiento de Cádiz en primavera. Es mejor concentrar los esfuerzos en el Festival de Música Española, que organiza la Junta de Andalucía. Primero, porque el Ayuntamiento actual no está en condiciones de organizar un festival musical de primer nivel; y segundo, porque se debe apostar, desde todas las instituciones, por asentar a Cádiz como una ciudad de referencia en la música española. Como era en otros tiempos, que culminaron con Manuel de Falla, pero no sólo con él.

Incluir a Falla en el nombre del festival es un acierto. La Marca Falla (como ahora se diría) está plenamente desaprovechada en Cádiz. Se mira con envidia a Granada, como si la hubieran usurpado, cuando se limitaron a cubrir el vacío. Es bochornoso que la casa natal de Falla no sea un museo de peregrinación de melómanos, como lo es la casa de Chopin, entre otras. Es compatible con el Museo del Carnaval, por supuesto.

Manuel Ferrand, el actual director del festival, es un experto que ha organizado una programación con 30 estrenos, y con curiosidades como la inclusión de zarzuela filipina en la gala lírica que ha reivindicado el mestizaje y largo alcance de este género, considerado casposo (cuando no franquista) por ciertos ignorantes. Pero el festival necesita más difusión, incluso que la Diputación lo incluya como un referente en Fitur, como alternativa para un mes de hoteles cerrados en Chiclana. En fin, que los políticos se tomen en serio que Cádiz puede ser una capital para la música española.

José Joaquín León