DECÍAMOS ayer que el cambio de criterio de la Junta demostraría que su decisión de salvar el edificio de la Aduana en 2008 tuvo otro objetivo: fastidiar a Teófila Martínez. Más en concreto, evitar que el Plan de la Plaza de Sevilla se ejecutara según lo previsto. Sin embargo, debo añadir hoy que esto es sólo una parte del problema. El Plan está maldito. Ni antes lo llevaron adelante, en los tiempos del PP; ni ahora existen opciones reales de que Ganemos y Podemos empiecen las obras antes de las elecciones municipales de 2019. Por ello, puede ocurrir que la Aduana sirva de excusa al Ayuntamiento y sólo se ejecute la parte que le interesa a Adif: el mercado gastronómico de la antigua estación y el nuevo hotel de Barceló.

Salvar la Aduana era (y es) un propósito legítimo, aunque opinable. El edificio fue diseñado en 1959 por Manuel Ródenas, arquitecto del Ministerio de Hacienda, que no era Gaudí, ni tampoco Vázquez Consuegra, que es el arquitecto preferido de la Junta. Pero el edificio no es de lo peor que se construyó en Cádiz después de la Guerra Civil. José María Esteban y José Ramón Pérez Díaz-Alersi, con su Foro por la Aduana, batallaron mucho. Y supongo que las instituciones que pidieron la salvación, como las dos Academias (Bellas Artes y la Hispano Americana), o incluso la Confederación de Empresarios, seguirán pensando lo mismo. La Junta carecería de argumentos para el derribo. “Fue una decisión técnica”, dijo la delegada Yolanda Peinado, en su día de gloria.

Hay otras dudas. El Plan está cuestionado por la falta de inversiones y de ideas coherentes. Rechazaron el parking subterráneo, y ahora pretenden abrir dos parches en superficie, peor ubicados, porque faltan plazas de aparcamientos. Hay incógnitas estéticas, como el presunto monumento que instaló el anterior Ayuntamiento, además de trasladar a Moret el Viajero. ¿Qué ubicarán ahí? Puede ser hasta peor.

Lo más importante es resolver el problema de las murallas con el nuevo parque o jardín, el aparcamiento actual, el Museo de la Semana Santa de los talleres Velasco (o lo que sea)… Y atención: la reurbanización de la Carretera Industrial con la nueva avenida. Incluso realizando todas esas obras, la Plaza de Sevilla puede seguir siendo lo que ahora es: un sitio de paso para el transporte, un lugar inhóspito. Por otra parte, existe un principio de acuerdo con Adif, aunque el convenio debe concretarse. Falta mucho por hacer. Por eso, me temo que la Aduana se vuelva a utilizar como una excusa para no adoptar soluciones auténticas.

José Joaquín León