NO crean que me olvido de este asunto, sino que tenía otras prioridades, como dice nuestro alcalde con el estadio. En Cádiz se ha entendido que la alimentación callejera de gatos es una cuestión nada baladí, ni tampoco una carajotada. La oposición no ha presentado proyecto alternativo. Pero merece un serio debate ciudadano, incluso una consulta participativa, antes de proceder con tanta alegría como se le ha visto a Eva Tubío, la concejala de Cultura, Vivienda y Salud (casi ná), que se reunió con unos protectores de animales, y ya está. Un asunto tan enjundioso no se puede despachar sin crear una mesa y dos plataformas.

Para empezar, ¿por qué alimentador? Supongo que será alimentador y alimentadora. Pero resulta que ese término, siendo aplicable, está más vinculado a la electricidad. Se da por supuesto que no van a electrocutar a los gatos y gatas con los alimentadores. Por lo cual también podrían ser cuidadores (y cuidadoras) de gatos callejeros. O bien camareros (y camareras), en el caso de que los menús sean aprobados previamente en el Consejo Gatuno Municipal.

Tampoco se ha aclarado si van a crear la Concejalía del Gato y la Gata, igual que las de Juventud, los Mayores, o la Mujer (no existiendo, por el contrario, del Hombre). Entiendo que se obviará, por no ahondar en los agravios comparativos con otras especies, como las palomas y las gaviotas, que no tienen alimentadores identificados.

Observo otras condiciones inaceptables, lo que justificaría una reprobación plenaria por esta decisión. ¿Por qué sólo 40 carnés de alimentadores? Y si se presentan 78 solicitudes, ¿qué criterios aplicarán? ¿Por la cara, o con oposiciones? Otro riesgo es que el alimentador de gatos, en un momento dado, puede reclamar la municipalización y terminar sus días como funcionario. Hasta podría optar a la Gerencia de Onda Cádiz TV. Se empieza así y nunca se sabe.

Y otro punto rechazable: el alimentador de gatos debe estar empadronado en Cádiz. ¿Por qué? Es discriminación. ¿Un vecino de San Fernando no puede viajar a Cádiz en el tranvía de la Bahía para ejercer un digno trabajo como alimentador de gatos? Esto yo diría que es hasta inconstitucional. A esa medida hay que aplicarle un 155 urgente.

Pero lo más indignante es que no han explicado el menú homologado. Los gatos callejeros tienen entre sus manjares predilectos a las ratas y ratones, que deben formar parte de su dieta. Las medidas aprobadas por Eva Tubío se merecen un cajonazo, y que busque el consenso de todos y todas.

José Joaquín León