LOS políticos hacen política y buscan votos. Eso hay que tenerlo en cuenta al analizar algunas de sus propuestas, que a veces no coinciden con el interés general. Es interesante el debate que se ha planteado en el Congreso de los Diputados sobre el fin de las concesiones de autopistas. Algunos simples lo reducen a la polémica sobre la AP-4 Sevilla-Cádiz, cuando se trata de un problema nacional de amplio calado. Y no depende de que Teófila Martínez se quede o se vaya. La proposición que ha presentado Unidos-Podemos pide la nacionalización de las autopistas. Pero eso no significaría el fin de los peajes, ya que podría darse el caso de que los cobre el Estado directamente. Para que lo entiendan: municipalizar la limpieza en Cádiz tampoco significa que salga gratis a la gente. Lo público no es lo mismo que lo gratuito.

Otra cuestión que hay que explicar bien es la siguiente: las autopistas de peaje que están adjudicadas a concesionarias como Aumar o Iberpistas son mantenidas y reparadas por dichas empresas. Cuando se termine la concesión, esas reparaciones y mantenimientos deberán ser asumidos por las administraciones públicas. La autopista de peaje Sevilla-Cádiz es de alcance andaluz, por lo que ese coste lo debería afrontar la Junta. Y, al mismo tiempo, hay que exigir al Gobierno central que termine la autovía de la A-4 en el tramo entre Jerez y Dos Hermanas (que es el único que falta) para que entre Madrid y Cádiz se pueda circular por una autovía gratuita, y no por una carretera nacional, como dice el alcalde de Cádiz, José María González. A ver si nos enteramos: se llama autovía a la que tiene al menos dos vías en cada sentido (como esa, excepto en el tramo que falta).

Si se termina la autovía, utilizar además una autopista gratis sería un lujo que apenas se puede encontrar en ningún país europeo occidental. También hay que explicar a los de Unidos-Podemos que todas las carreteras de España son públicas, excepto las que están concedidas a empresas privadas a cambio de unas contraprestaciones. Terminada la concesión, vuelven a ser públicas, excepto que amplíen la cesión.

Si pretenden que todas las autopistas de peaje españolas sean gratuitas (aparte de tener un lujo que no hay en países más ricos como Francia, ni más pobres como Portugal), deben explicar cómo se pagará. El único método conocido es subir los impuestos o aumentar el déficit. Por ello, es cierto lo que dijo el ministro De la Serna. Hace falta un pacto de Estado por las infraestructuras. Sin engañar a la gente por un puñado de votos.

José Joaquín León