SUPONGO que Albert Rivera tiene asuntos más importantes de los que ocuparse. La semana pasada estuvo paseando por la Feria de Sevilla, haciéndose fotos con todos los que iban por allí. Después soltó lo de Manuel Valls para la Alcaldía de Barcelona. En la reunión de cargos de su partido, en El Escorial, les dijo claramente que necesitan incluir a gente nueva y valiosa para responder a las expectativas de las encuestas. Dicho de otro modo, que no lo dijo él, sino que lo apunto yo: lo que tienen, en general, es cortito, muy cortito, si se compara con las estructuras de PP y PSOE; y en algunos municipios, como Cádiz, incluso de Podemos e IU.

Por ello, los enfrentamientos cainitas gaditanos, deberían cortarlos por lo sano. En Cádiz van camino de estrellarse, si no cambian ya los planteamientos. Es decir, si continúan con las disputas, que son a voces y las conoce medio Cádiz, entre la denominada organización interna del partido (que ha sido incapaz de expandirlo y asentarlo en la ciudad) y los concejales, que tampoco son tantos, sólo dos: Juan Manuel Pérez Dorao y María Fernández-Trujillo.

Sin embargo, siendo sólo dos, están realizando una buena gestión municipal. Y gracias a los acuerdos con PP y PSOE (que han sido escasos e insuficientes, salvo excepciones) han obtenido cargos en organismos municipales como Onda Cádiz y la Fundación de la Mujer. Por el contrario, no han conseguido (y ya es imposible) que Pérez Dorao llegara a alcalde, tras una moción de censura. Un planteamiento que era posible, pero nunca se ha negociado a fondo, porque al PP y al PSOE no les hacía gracia.

Así las cosas, resulta que Pérez Dorao es uno de los mejores concejales del Ayuntamiento de Cádiz. Además, está en una ciudad que por sus características sociológicas se presta a un crecimiento amplio de Ciudadanos. Sin embargo, sucede que pueden pifiarla, por esos enfrentamientos chungos que recuerdan a los partidos de la vieja política, incluso de la viejísima. Porque lo que les puede pasar es lo mismo que le ocurrió al Partido Andalucista, cuando no supieron administrar sus mejores momentos. El voto de centro es el más volátil: se puede escapar por la derecha, por la izquierda, por arriba y por abajo, hasta irse ahí.

Ciudadanos puede ser un partido decisivo en Cádiz, pero también puede no serlo. Ya le ocurrió en las municipales de 2015, cuando le faltaron los suficientes votos para completar una mayoría de dos partidos. Y para conseguirlo ahora deberían cambiar la estrategia de las ambiciones internas.

José Joaquín León