A propósito de la polémica sobre la carrera oficial gaditana: aunque parece de sentido común que recuperen la calle Ancha, eso no significa que la calle Nueva sea irrelevante en Cádiz. Ancha debe ser a la Semana Santa lo mismo que Nueva al Corpus: la calle principal para esas festividades. Ciertamente, la calle Nueva no es ajena a la Semana Santa. Es histórico que allí alcanzaba la Madrugada gaditana sus mejores momentos, cuando pasaba el Nazareno camino de Santa María y, algunas horas después, con el Perdón camino de El Pópulo. Pero no era carrera oficial de las cofradías, sino la gran calle de la carrera de Corpus, incluso con los soldados de guardia. Ahora Nueva mantiene parecidos con Ancha, empezando por su lamentable decadencia.

Es curioso que Ancha estuvo rotulada como Duque de Tetuán y Nueva como Duque de la Victoria. Nada que ver con el franquismo, por cierto. Ambos ducados fueron creados por Isabel II y son ajenos a la memoria histórica. El primer duque de la Victoria fue Espartero. Y el primer duque de Tetuán fue O’Donnell. Los políticos, generales y almirantes del siglo XIX salieron muy favorecidos en los callejeros y los monumentos, como pasa con Castelar y Moret. A nadie se le ocurre poner un monumento a Zapatero o Rajoy, ni siquiera a Felipe o Aznar. Pero en el XIX era costumbre, y ahora estorban en Semana Santa, como pasa con  Moret. En Cádiz, los duques perdieron sus calles, pero en Sevilla mantienen una plaza del duque de la Victoria y una calle O’Donnell todavía, y en otras ciudades lo mismo. Un favoritismo absurdo hacia el siglo XIX.

En el siglo XX, Nueva fue una de las grandes calles comerciales de Cádiz. Recuerdo de mi infancia el antiguo café-restaurante Español, de la familia Ordóñez, que tenía entradas por Nueva y Canalejas. También el antiguo Novelty o el bar Pepín. Allí estuvo La Camelia, que tenía otro salón y pastelería en la calle Ancha. Nueva era un lugar ideal para las barberías (hasta tres hubo). También para sastrerías especializadas como la de Lahera, o los almacenes Colón, o El Ancla. Había un estanco, había venta de periódicos y revistas en el suelo de la esquina con Cristóbal Colón…

Después se reconvirtió en una calle de bancos. Con su decadencia se terminó de ir al garete la calle, que ahora vive otros tiempos, menos tradicionales, más a lo chino de Fuenlabrada. Es una calle preferible en verano que en invierno. Se la cargaron, y es una pena. Pero siempre parece que está a la espera de algo, bien sea la plata de la Custodia del Corpus, una saeta gitana para el Nazareno, o el último barco de La Habana.

José Joaquín León