ES curioso ese afán de los dirigentes municipales de Cádiz por llenar los alrededores de la estación de zonas azules y naranjas. Siendo el alcalde González de Podemos, parecería más lógico que las hiciera moradas, o incluso rojas, ya puestos, en vez de azules, que es el color del PP de Rajoy; o naranjas, que es el de Ciudadanos de Rivera. Pero se debe añadir que en los terrenos de la antigua estación de autobuses, y en esos aparcamientos sitos junto a la Cuesta de las Calesas, lo que deben construir es una zona verde. Según el PGOU (que no sirve para nada), lo que se debe abrir allí es un gran parque, con sus árboles y todo lo demás. Por el contrario, es poco progresista llenarlo de coches.

En teoría, tiene fundamento que Martín Vila apueste por aparcamientos alternativos para los vecinos del centro, como compensación a lo que pierden por las obras del carril bici. La zona naranja es para residentes. La zona azul es para cualquiera que pague a Emasa. Esa es otra, a Emasa la van a arruinar, según dice José Blas Fernández, de vez en cuando. Así que ellos, para que no se diga, ampliarán la zona azul por el lado de la avenida de Astilleros, mientras que la van a suprimir por el lado más resultón de la plaza de Argüelles y el Paseo Marítimo.

Al presentar las nuevas medidas de las zonas azules y naranjas que dispondrán en los aledaños de la estación de Renfe (por el lado de la antigua estación de autobuses y junto a la nueva), ha quedado claro que se trata de una chapuza provisional. En total, habrá 180 plazas de zona naranja por un lado, así como 185 por el lado de la estación nueva, a las que se añaden 115 de zona azul. Pero desaparecerán cuando culmine la reurbanización de la plaza de Sevilla, que puede ser algún día. O nunca.

Sin embargo, hay que llamar la atención sobre algo bastante serio: al crear esas plazas de aparcamientos naranjas y azules están reconociendo que son necesarias. Por consiguiente, lo normal y lo más aconsejable hubiera sido respetar lo previsto inicialmente: el parque con sus jardines de la zona verde, pero también el aparcamiento subterráneo que no quisieron construir en terrenos de la estación de Renfe. Aparcamiento sí, pero subterráneo. El plan de la Plaza de Sevilla sigue siendo una utopía, y se conforman con una chapuza provisional.

No sólo de carriles para bicis vive el ecologista. A ver si inauguran una zona verde de verdad. Hasta ahora no han pasado de las naranjas y las azules. Y lo primero que verá el turista, cuando llegue a Cádiz por el mar, será un aparcamiento cutre de coches.

José Joaquín León