EN las próximas elecciones no sólo está en juego el futuro de España, que suena rimbombante. También los partidos se juegan mucho. Por eso, hay nervios y movimientos estratégicos que pueden ser desesperados en los últimos días de campaña. Según las últimas encuestas publicadas, el resultado dependerá de la capacidad del PP para liquidar a Vox; es decir, para desinflarlo de votos. Si lo consigue, puede haber un Gobierno conjunto de PP y Ciudadanos. Pero, en estos momentos, lo más probable es que gane el PSOE y que obtenga opciones de gobernar. Bien con el pacto Frankenstein, incluyendo otra vez a los independentistas; o bien con Ciudadanos, lo que se antoja inviable, porque Rivera se debería tragar sus propias palabras. En tales condiciones, Frankenstein tiene las máximas posibilidades, a no ser que quieran volver a las urnas en otoño. Este supuesto tampoco es descartable.

La distorsión que causa Vox se aprecia en el sondeo de Metroscopia publicado por este Diario. Otorgaba 124 escaños (28,7%)  al PSOE; 73 escaños (19%) al PP; 54 escaños (16,3%) a Ciudadanos; 37 escaños (14%) a Unidas Podemos; 31 escaños (11,7%) a Vox. Entre el PP y Vox sumarían 104 escaños, lo que supone 20 menos que el PSOE. Sin embargo, la suma del porcentaje de votos del PP y Vox es del 30,7%, por lo que superaría al PSOE en un 2%. La fragmentación, a causa de la irrupción de Vox, beneficia a los socialistas, que conseguirían 20 escaños más con un 2% menos de votos. Otras encuestas aportan resultados parecidos. Entre los tres partidos del modelo andaluz sumarían el 47% de los votos, frente al 42,7% de los dos de izquierda. Sin embargo, PSOE y Unidas Podemos suman 161 escaños frente a los 158 del centroderecha.

Está por ver el voto útil. Si no funciona, habrá repercusiones. Los coqueteos entre Pablo Casado y Albert Rivera, ofreciéndose cargos antes de cazarlos, son irónicos, pero anticipan una futura fusión del centroderecha en un solo bloque electoral. Puede que no se unan en un solo partido, pero sí en listas conjuntas para presentarse a las elecciones. La probabilidad de que el PSOE alcance mayoría en el Senado disiparía muchas dudas. Las normas del juego se deben abordar con realismo y pragmatismo.

La sintonía que existe en la Junta entre el PP y Ciudadanos es otro aspecto influyente. Tras las elecciones generales, las estrategias serán repasadas. Por eso, será necesaria mucha altura de miras. Para formar el Gobierno y para que los partidos superen su propia crisis de identidad.

José Joaquín León