EL espectáculo que están protagonizando PP, Ciudadanos y Vox es lamentable. Los restos del naufragio del centro derecha zozobran en tres partidos, enredados en un intercambio de acusaciones. En Murcia, los de Vox no pactaron al final y dejaron sin investidura a Fernando López Miras, del PP. Lo más curioso es que Teodoro García Egea, secretario general y negociador del PP, en un ataque de indignación, dijo que Vox es “la ultraderechita cobarde”. Igual los invitan a gobernar y les ofrecen concejalías en Madrid, que pactan y dejan de pactar a las pocas horas en Murcia, que los azotan. Mientras el PSOE sube en las encuestas. No tanto como exagera Tezanos, el del CIS, pero el centro izquierda avanza y el centro derecha retrocede. Por eso, la tentación de Pedro es inmensa. En sueños ve urnas.

La triple división del centro derecha es la alegría de la huerta del PSOE. A Susana Díaz no le salió en Andalucía, aunque agitó el fantasma de Vox, porque la pilló en un mal momento. Y porque a Juanma Moreno y a Juan Marín les benefició una conjunción astral. Tras obtener un mal resultado (incluso pésimo, siendo realistas), les cuadró la cuenta de Vox, justo en lo que necesitaban. Sonó la flauta por casualidad.

Es evidente que el centro derecha debe acabar con la triple división,  si quiere volver a gobernar en España. Un problema es Vox, que después de echarse al monte, tiene difícil encaje. Llegaron prometiendo que suprimirían las autonomías, expulsarían a los inmigrantes, dejarían sin subvenciones a las feministas radicales, llevarían las cabalgatas del Orgullo a las periferias, y paridas así. Al final, pasa como con el cava catalán: baja la burbuja y la copa está vacía.

Otro problema es Ciudadanos, que quiere ser como el PP de antes. A Albert Rivera le gustaría ser, de mayor, como José Mari Aznar, pero de derecha progresista y sin bigotito. El gran problema del PP es que no sabe qué hacer. Pablo Casado no ve más lejos del día de mañana. Le mueven el sillón y él se agarra. El ejemplo de lo que deberían hacer es UCD (en la que se unieron liberales, democristianos, centristas y hasta socialdemócratas tibios), o el PP de los 90 (en el que se integró AP con los restos del centrismo). También se podrían fijar en Navarra Suma, la coalición de UPN con PP y Ciudadanos para formar una candidatura única.

España Suma sería una opción para las elecciones de noviembre, si las hubiere. Pero, de momento, sólo restan. Por una cuestión de egoísmos personales, y porque Vox se ha confirmado como un estorbo.

José Joaquín León