EN España pasamos fácilmente de la historia a la histeria. Al día de ayer me remito. Hemos vivido un día de la Fiesta Nacional de lo más ajetreado. Otros años, al llegar el 12 de octubre, se dedicaban a despotricar de la colonización de América, y a decir que los españoles habían ido allí a exterminar indígenas. Pero este año se han callado, quizá porque los indígenas de Ecuador han asaltado el Parlamento y quieren liquidar a un presidente que se llama Lenín, y defiende “el socialismo del siglo XXI”. Si este gachó les dice: “Mi nombre es Lenín, Lenín Moreno”, esos indígenas se ponen peor que si hubieran visto al fantasma de Cristóbal Colón.

Por suerte, Pedro Sánchez no ha trasladado de tumba a Colón para revisar la memoria histórica. Colón también ha tenido su trasiego. Ahora reposa en la Catedral de Sevilla. Allí llegó en 1899, procedente de Valladolid, pero antes había estado en la Cartuja de Sevilla, en Santo Domingo y en La Habana. Escribió Joaquín Costa que él le echaría “doble llave al sepulcro del Cid para que no vuelva a cabalgar”. Con razón, se le dice a los difuntos: “Descanse en paz”.

Querían distraer a la gente. Un día promete Pedro que van a subir las pensiones, sin contar con el Pacto de Toledo. Otro suelta su socio Errejón que van a exigir la semana de cuatro días laborables. Con la histeria de España, este país parece Jauja. Y a pesar de las ofertas, hay desalmados y desalmadas que silban al presidente en el desfile.

¿Se acuerdan de las cortinas de humo? En los tiempos de Zapatero, salía Bibiana Aido, diciendo lo de las miembras, y no se hablaba de otra cosa. Hoy no se habla de otra cosa que del leñazo sufrido por el paracaidista de la bandera, contra una farola del Paseo de la Castellana, en el desfile de la Fiesta Nacional. La cara del cabo hablaba por sí misma, tras el percance. Gracias a Dios y a la Virgen del Pilar, no le ocurrió nada grave, pero después fueron a compadecerlo los Reyes, el presidente Sánchez, y hasta la ministra de Defensa, Margarita Robles, que le estampó un beso. Como si le dieran el pésame. El farolazo no entraba en el guión, pero se hablará menos de la tradicional pitada de los fachas al líder del PSOE.

La histeria de España está en ebullición. Nadie sabe lo que pasará a partir de mañana. Ya se filtró ayer, oportunamente, que serán condenados por sedición, pero no por rebelión. Aun así, en Cataluña lo han declarado de alto riesgo y están preparados. El resultado del 10 de noviembre también puede quedarse en alto riesgo, según lo que ocurra a partir de mañana.

José Joaquín León