LA asistencia de Pablo Iglesias al Consejo de Ministros de ayer es impresentable. Debió seguir la cuarentena, ya que su pareja, la ministra consorte Irene Montero, está enferma con el coronavirus. Este señor tiene derecho de pernada para todo. Se han burlado de los españoles, a los que están pidiendo sacrificios enormes, que se queden en casa aunque estén sanos, que se arruinen voluntariamente en muchos casos, y otras desgracias así. La salud es lo primero y no parece el mejor momento para las broncas de partidos, pero si Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tuvieran un mínimo de dignidad política deberían dimitir en cuanto sea posible. La diferencia de criterios entre el PSOE y UP forzó la asistencia de Iglesias, que se sentó sin mascarilla (como se aprecia en las imágenes difundidas) al lado del presidente.

Las medidas apresuradas y tardías que está adoptando el Gobierno confirman que hemos entrado en el momento del pánico. Hay más casos de los que esperaban. Por la relajación, por la falta de autoridad para decretar obligaciones en vez de recomendaciones, y por incumplir las normas (empezando por el Gobierno, que tiene a dos ministras enfermas, una de ellas, Irene Montero tras asistir a una manifestación masiva del 8-M); y así los casos están alcanzando niveles que nos sitúan entre los países más afectados del mundo.

Han sido unos cobardes. Por temor al qué dirán no aislaron Madrid, donde se concentraba el 60% de los enfermos. Desde Madrid se ha propagado el coronavirus con relativa facilidad. Una parte de los madrileños y residentes en Madrid (no todos) se han esparcido por las costas españolas, como misioneros del coronavirus, ante la inutilidad de este Gobierno para evitarlo.

España está en la lista negra de 62 países, entre ellos casi todos los asiáticos, que contemplan escandalizados la forma de actuar aquí. Se ha pasado de no recomendar los viajes desde España a China, Japón o Corea del Sur, a que en esos países pongan en cuarentena a los que llegan de España. El remate lo ha puesto Trump, con la prohibición de vuelos entre EEUU y Europa. El turismo se arruinará. Han desacreditado la marca España y costará trabajo recuperarla.

Tenemos un Gobierno de chichinabo, que no estaba capacitado para afrontar un problema de esta magnitud. Habrá que replantear muchas cosas, como que una coalición de los partidos más fuertes y con líderes solventes es imprescindible en los momentos difíciles. Esta crisis sanitaria ha pillado a España con dirigentes de Tercera.

José Joaquín León