LOS ministros aplaudieron a Pedro Sánchez por los resultados de las subvenciones europeas. Ya lo escribí, como si les hubiera tocado el Euromillones o el Gordo de Navidad. A la peña de la Moncloa sólo le faltó brindar con cava. ¿Cava catalán? Por culpa de los socios indepes del Gobierno, por culpa de Quim Torra y sus consellers, España entra de nuevo en las listas negras de media Europa, coincidiendo con el turismo de verano. Hagan las cuentas, no sólo para formar gobiernos con Frankenstein y su pandilla. Han pasado cuatro meses y medio desde el estado de alarma. El Gobierno no ha aprendido. La segunda oleada avanza, mientras ellos y ellas aplauden con entusiasmo.

Francia ha recomendado “encarecidamente” a sus ciudadanos que no viajen a Cataluña. De rebote, tampoco van a viajar al resto de España. Al otro lado de los Pirineos, estaban valorando el cierre de la frontera. Lo mismo que mantiene Marruecos, tras suspender el Paso del Estrecho. Pero las presiones a Macron surtieron efecto, por suerte. Porque el cierre hubiera hundido el turismo de agosto hasta el desastre total.

En Bélgica han recomendado no viajar a seis comunidades españolas, entre las que están Cataluña y el País Vasco, además de Navarra, Aragón, La Rioja y Extremadura. Las dos primeras tienen presidentes nacionalistas y las otras cuatro son socialistas, lo que se menciona como curiosidad, no porque sean inútiles de serie. En Noruega a todos los que llegan procedentes de España los ponen en cuarentena directamente. A China le ofrecieron restablecer los vuelos, pero no quieren ver allí a los españoles ni en pinturas. Seguimos en su lista negra.

Han destrozado la marca España, que es irrecuperable a medio plazo. La única esperanza para el turismo de agosto está en los tránsitos nacionales. Con el consiguiente peligro, porque algunas autonomías ya acumulan un nivel alto de contagios. Ahora el gran foco no está en los hospitales ni en las residencias de mayores. Ahora tenemos al enemigo en casa, en las reuniones familiares masivas sin precauciones, en las juergas nocturnas (no sólo discotecas, también botellones y botellonas), y especialmente en los aeropuertos, cuyo descontrol de entradas es vergonzoso. Eso depende de Sanidad Exterior, y no de las autonomías. El brote de Totana (Murcia) está relacionado con un vuelo de Bolivia que llegó al aeropuerto de Barajas y no se orientaron.

El esfuerzo del confinamiento puede quedar destrozado. Por ineptitud de los gobernantes y por irresponsabilidad de quienes se comportan sin respeto a los demás.

José Joaquín León