LA bronca que se ha montado en el PSOE por las listas electorales para el 23-J muestra una evidencia: piensan que van a perder. Los barones (sobre todo Emiliano García Page y Javier Lambán, pero también otros) están indignados porque Pedro Sánchez ha cambiado las listas para colocar a sus amiguitos y leales en los primeros puestos. Y eso se debe a que el aún presidente del Gobierno ya está pensando en lo que puede ocurrir después del 23 de julio. Sobre todo en dos cuestiones: una, que muchos cualificados socialistas se quedarán sin trabajo; y otra, que debe frenar a los barones socialistas que quieran liquidar el sanchismo.

La polémica entre Sumar y Podemos es secundaria, porque son dos cadáveres políticos y se están repartiendo los restos del naufragio. Tendrán tiempo para vengarse unas de otras a su gusto, si se quedan fuera del Gobierno, como parece más que probable. Pero lo que de verdad importa para el futuro de la izquierda en España es la refundación del PSOE y la liquidación del sanchismo. El jefe ya se está preparando.

Es natural que los barones estén indignados con las listas, sobre todo García-Page, el único que salvó los muebles. Sánchez está colocando a muchos que fracasaron el 28-M en las municipales y autonómicas. Alcaldes que perdieron sus alcaldías, leales a los que puso a los pies de los caballos políticos. Premia a los perdedores y a los fieles.

En Andalucía está clarísimo. En Sevilla coloca en cabeza a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, lo que parece normal, porque es sevillana. La sigue Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, considerado el más sanchista de todos los sanchistas sevillanos. La tercera es Carmen Castilla, hasta ahora secretaria regional de UGT, a la que se debe ver como un fichaje de futuro. Algo le habrá prometido para que se arriesgue a ese paso y deje el confort sindicalista. Y para el Senado va Antonio Muñoz, tras perder la Alcaldía de Sevilla.

Pero la lista más pintoresca es la de Cádiz. Está encabezada por Fernando Grande-Marlaska, que sacaba a su perro de paseo por Costa Ballena, pero que también sacó las tanquetas de paseo en los conflictos laborales. Le sigue Mamen Sánchez, que acaba de perder por goleada la Alcaldía de Jerez. Y el tercero es Juan Carlos Ruiz-Boix, presidente de la Diputación, pero parece que no repetirá en el cargo, si el PP llega a un pacto con los linenses de Juan Franco.

El mensaje de derrota que está dando Pedro Sánchez ya no tiene disimulo.

José Joaquín León