NO es fácil entender a Junts, ya que no se entienden ni ellos mismos. Como partido se constituyó en 2020, aunque había sido registrado en 2018. Tienen continuas broncas internas. Muchos proceden de la antigua Convergencia de Jordi Pujol, que antaño estaba coaligada con Unió Democrática de Duran i Lleida. Ambos partidos se extinguieron por corrupción. Si Pedro Sánchez no los hubiera resucitado, ahora Junts estaría al borde de la extinción, y con Puigdemont asediado para la retirada política, ya que obtuvieron unos pésimos resultados el 23-J. No ganaron en ninguna provincia catalana y en Barcelona fueron quintos, tras PSC, Sumar, PP y ERC (por este orden).

Junts se declara transversal, como los partidos populistas de extrema derecha. Se diferencia de Vox en que apoyan la independencia de Cataluña, y Vox la unidad de España sin autonomías. En lo demás es parecido, empezando por la inmigración. Su relación con la Rusia de Putin fue evidente, y uno de los objetivos del pacto con el PSOE es ocultarlo. Su nacionalismo excluyente, unido a otras propuestas populistas, recuerda a los antiguos fascismos. Aunque, según Pedro Sánchez, son progresistas.

En Junts hay varias peleas internas. Una es la de los líderes. Puigdemont quiere ser el candidato a la Generalitat. Por eso, tiene tanta prisa para ser amnistiado, ya que los catalanes pasarán por las urnas en menos de un año. En Junts hay sectores que quieren cargarse a Puigdemont y poner ya de candidato a la Generalitat a Jordi Turull o Josep Rull, ambos indultados en 2021.

Hay otra maniobra, orquestada por el sector nacionalista de los empresarios, para cargarse a Puigdemont y sus afines. Intentan que Junts evolucione hacia lo que era CiU. Para ello enviaron mensajes a Manfred Weber, presidente del PP europeo, con el que habló el propio Puigdemont, que no descarta apuntarse a eso más adelante, aunque no se fían de él. Ese sector apoyó a Trías en las municipales de Barcelona, a las que se presentó sin las siglas de Junts, y fue el más votado. Aunque el PP hizo alcalde al socialista Collboni. Trías ganó con el 40% de los votos en los barrios altos, el distrito de Sarriá-Sant Gervasi, que incluye a Pedralbes. En el 23-J, fue el único distrito de Barcelona donde ganó el PP. Los socialistas ganaron en los otros nueve. Junts no ganó en ninguno. En las municipales, Trías había ganado en cuatro distritos, el PSC en cuatro y Colau en dos.

En resumen, Puigdemont era un cadáver político y Pedro Sánchez lo ha convertido en la estrella del espectáculo.

José Joaquín León