PREPÁRENSE para una campaña sucia en las elecciones de Galicia, que están convocadas para el 18 de febrero, primer domingo de Cuaresma. Ahora todo está marcado por el odio y el rencor. Es la política del ventilador, a la que se refirió Alfonso Guerra en tiempos pretéritos. Consiste en esparcir la mierda por todas partes, menos por una, la propia, a donde también termina cayendo. Algunos dicen que la culpa de esto la tiene Zapatero, porque fue quien rescató la memoria de la Guerra Civil. Cuando empezaron a remover las tumbas, ya fue el sálvese quien pueda. Los muertos estaban tranquilos con el descanso eterno. Y ya nadie habla de reconciliación, ni de concordia, ni de paz. Ni siquiera los abogados cristianos.

En Galicia se puede esperar lo peor. Ya empezaron a ensuciar con los pellets que se le cayeron al mar a un barco en las aguas de Portugal. Parecía que los había echado al mar Alberto Núñez Feijóo. Para montar otra catástrofe como la del Prestige, por supuesto. La terrible catástrofe ha durado menos de dos semanas, en las que han recogido más de 3.000 kilos de pellets. Ya han bajado la alerta al nivel mínimo. Ya nadie habla de eso. Prueba superada…

Pero inventarán algo. Y volverán a publicar la foto con el narco, que es como un meme en todas las campañas. El objetivo compartido de estas elecciones gallegas es cargarse a Feijóo como líder del PP. En ese empeño están afanados el PSOE de Pedro Sánchez y sus colegas de Frankenstein, la Vox de Abascal que quiere sepultar sus cacareos internos, y hasta un sector del PP que lanza fuego amigo contra su líder para poner a otra. Aunque este asunto merecería un tratamiento aparte, sin desviarnos.

Feijóo busca la mayoría absoluta en Galicia. Para revalidarla, el PP necesita 38 escaños. No le será fácil conseguirlos. Según la mayoría de las encuestas, están entre 36 y 39. Feijóo alcanzó 42 escaños en las anteriores, que fueron atípicas. Participación baja, durante la pandemia del Covid, y sólo entraron tres partidos (PP, BNG y PSOE), lo que benefició al PP en los restos. Ahora Frankenstein aspira a gobernar con un pacto entre el BNG, PSOE y Sumar. Los colegas de Yolanda se debaten entre entrar o no entrar. Será una de las claves para que la presidenta sea Ana Pontón, la candidata independentista del BNG, o siga Alfonso Rueda, el lugarteniente gallego de Feijóo.

Visto lo que se ha visto ya, con María Jesús Montero, se puede esperar lo peor. Si bien los gallegos son de ideas propias.

José Joaquín León