ESTE hombre no escarmienta. Ya se comprobó el jueves, cuando por la mañana iba a decir que convocaría elecciones autonómicas, y por la tarde anunció un pleno para la independencia. Sólo le interesaba negociar lo innegociable. Ayer, una vez destituido, hizo una declaración solemne para no decir nada de lo que hará. Si es que lo sabe. Sólo quedó claro que no acepta la aplicación del 155, y que convoca a la gente “con paciencia y perseverancia” como si nada hubiera pasado. No te preocupes, Puigdemont, que también esto pasará, como escribió Milena Busquets, que es catalana. Ya te has pasado bastante. Y ahora vienen las consecuencias.

El señor Puigdemont, con sus colegas del PDeCAT, ERC y la CUP, ha fundado la república independiente de Cataluña, a la que no reconoce ningún país civilizado. Es como una secta, como un Palmar de Troya de la política. Entró en un agujero negro que le ha llevado a un mundo ficticio, donde hay un proceso constituyente para no constituir nada, un Govern que ya no puede gobernar, y un nuevo papa Clemente, que es él; o sea, un papa frita. La secta puede seguir a lo loco, hasta que ya no puedan.

La jugada de las elecciones para el día 21 de diciembre le ha salido perfecta a Mariano Rajoy, con el apoyo de Pedro Sánchez y Albert Rivera. ¿Quién nos iba a decir que Mariano y Pedro terminarían juntos como hermanos? Las vueltas que da la vida. Estas elecciones no son la oportunidad perdida para poner orden en Cataluña, como dicen los que querían caña/caña/caña. Sino justamente lo contrario: la oportunidad ganada para poner Cataluña en orden.

Eso lo saben Puigdemont y una parte de la secta independentista. Excepto los de la CUP, que son utópicos. Pero Artur Mas admitió que si Rajoy convocaba elecciones, y el PDeCat y ERC no se presentaban, sería mortal para el independentismo. Y ese es su problema: que si se presentan es malo para ellos, porque demostrarían que ni los independentistas se creen su independencia; y si no se presentan es peor, porque se quedarán fuera del Parlament. Ya no pintarían nada útil en el mundo civilizado. Convocar elecciones constituyentes palmarinas, sólo para ellos, equivale a montar otra pantomima como la del 1 de octubre.

Susto o muerte, como diría Teresa Rodríguez. Los de Podemos también se han lucido. Participaron en la fantasmada de la votación independentista ilegal, a sabiendas. Ahí se retrataron junto a los del Palmar de Puigdemont. ¡Anda ahí! Con el tiempo, cada cual se queda en su sitio.

José Joaquín León