LOS abonados de las sillas de la Campana le deberían organizar un homenaje a Francisco Vélez de Luna, tesorero del Consejo de Hermandades y Cofradías. Así como quien no quiere la cosa, ha salvado más de dos mil sillas en peligro de perdición. Siempre que entra un alcalde nuevo, se le ocurre lo mismo: “Vamos a reformar la carrera oficial, y así nos ganamos a los capillitas”. Se parte de la idea de que los capillitas no se han dado cuenta de nada en los más de 100 años que ha cumplido esa carrera oficial. Todos los Consejos de Cofradías han analizado esa posibilidad y todos la han descartado. Pero todas las semanas se escribe que está en estudio la reforma de la carrera. Antes era para ampliarla. Tras los sustos de 2017 sería para reducirla.

Me refería recientemente al alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, que lleva 35 años en su cargo y ha visto pasar por la Alcaldía de Sevilla a Manuel del Valle, Alejandro Rojas-Marcos, Soledad Becerril, Alfredo Sánchez Monteseirín, Juan Ignacio Zoido y Juan Espadas. Pues otro Francisco, el actual tesorero del Consejo, también es duradero, también ha visto pasar por el Consejo a varios presidentes que intentaron cambiar la carrera, y sabe lo que ocurre al final. Sobre todo en estos difíciles momentos, a falta de un año para las elecciones municipales, cuando más de dos mil criaturitas se iban a quedar indignadas sin sus sillas en la Campana (precisamente en la Campana, que no es como la esquina de Matacanónigos); y, además, las cofradías verían reducida la subvención en una pasta interesante. Paco Vélez sabía que no necesitaba ir al combate, sino simplemente esperar. Esa manzana se caería sola del árbol del bien y del mal.

Se le debería dar una tregua a la carrera oficial. En estos tiempos nadie quiere cambiar de día, cuando en otros siglos se hacía de un año para otro. ¿Alguien se imagina a Los Negritos abriendo el Domingo de Ramos? Pues ha ocurrido. Todas las tradiciones han tenido un principio, y algunas también un final. Sin embargo, las cofradías se aferran a la historia y la interpretan a conveniencia. Ser la última era un privilegio, pero hoy ya no lo es en la mayoría de los días. Un cofrade veterano del siglo pasado me lo explicó: “El problema no está en las hermandades, sino en los hermanos mayores de cada momento”.

Defender la carrera oficial, tal cual, es lo más sensato para evitar males mayores en Fiestas Mayores. Así se ha entendido.

José Joaquín León