ES una vergüenza que Sevilla no tenga una Ciudad de la Justicia en funcionamiento. Un edificio grandioso, que sea un icono de la ciudad justa del siglo XXI, con mejores argumentos que las setas. Esta carencia grave se nota en los acontecimientos judiciales, como se está viendo desde ayer en las declaraciones tres días a la semana de los condenados en el caso de La Manada, que acudirán lunes, miércoles y viernes. Como era de suponer, ya se ha montado otro circo mediático. Se suma al de los paseíllos de los Eres, que comenzó con la maleta de la juez Mercedes Alaya y sigiuió con los paseíllos; así como otros casos funestos, entre ellos varios crímenes. Dudo que haya una ciudad con más méritos que Sevilla para tener una Ciudad de la Justicia de lujo. Manuel Chaves y José Antonio Griñán, dos de los tres últimos presidentes de la Junta de Andalucía, han pasado por allí, y han podido constatar que era necesaria.

En Andalucía sólo hay Ciudad de la Justicia en Málaga, Almería y Córdoba. Prometieron una para cada capital de provincia, por lo que todavía les faltan cinco. Entre ellas se añora la de Sevilla, que siendo la capital de Andalucía, la que maneja más casos, y la más mediática a la hora de delinquir, posee rotundos argumentos para exigirla. No sólo ha sido una triste historia de cuándo la inauguran, sino principalmente de dónde la construyen, por lo que todavía se discute. Los Juzgados de Sevilla, que aparecen un día sí y otro también en todos los telediarios, ofrecen una imagen más bien cutre. Aun así, está entre lo más famoso que tiene la ciudad, junto con la Giralda y la Catedral, el Alcázar, la Plaza de España y la Torre del Oro.

En los próximos días nos esperan grandes apariciones de estos Juzgados, con los paseíllos de Los sevillanos de La Manada, que han desplazado el foco del caso aquí. Con lo cual la visión que se está dando de Sevilla al resto de España es la siguiente: una ciudad donde los termómetros se calientan fácil y marcan 43 grados con soltura, donde hay miles de turistas por las calles, y también docenas de imputados, condenados, presuntos o lo que sea, que pasan a diario por el feo edificio de los Juzgados, uno de los más visitados, a pesar de que no figura en la guía Lonely Planet.

En vez de encargar las setas a Jürgen Mayer le podrían haber ofrecido la Ciudad de la Justicia a Norman Foster. Hubiera sido más coherente, pero no dependía de Monteseirín, sino de Chaves y Griñán.

José Joaquín León