LA gente está como loca con el VAR en el Mundial de Rusia. Es un invento maravilloso. Permite corregir las pifias de los jueces de línea miopes y los árbitros cegatones. Guruceta no hubiera pasado a la historia del arbitraje con el VAR. Esos errores inhumanos, goles fantasmas, penaltis birlados, fueras de juego por la cara, que te costaban tres puntos un domingo sí (y otro quizá también) se están corrigiendo con el VAR, que traza la línea roja y te dice si la han cruzado o no. Además de que dificultará los robos de puntos en el fútbol, y permitirá clasificaciones más razonables, es un invento de enorme utilidad. El futuro es suyo y se puede extender a las ciudades. Espadas es un precursor, que ya asumió la videovigilancia, pero hay que depurarlo.

El VAR utiliza un sistema de videograbación para analizar lo que ha ocurrido. Por ejemplo, supongamos que se perfecciona la instalación de un sistema de VAR en la Madrugada para controlar todo el casco antiguo. Como esas imágenes que hicieron públicas, pero en vivo y en directo. Y si hay unas carreritas alarmantes, se analizan las imágenes y se sabe lo que ha pasado. Un ejemplo: la gente sale corriendo porque, según rumores, ha ocurrido no sé qué en el Arco del Postigo. Entonces, por la megafonía del estadio, digo de la ciudad, se manda pararse ahí a la gente, y se analizan las imágenes. Al ratito, se dice que dos borrachos han intercambiado guantazos en la calle Arfe, por lo que no hace falta que arranquen a correr en la plaza del Salvador. Aquí no ha pasado nada, no es un compló organizado.

El VAR se podría instalar en la calle Mateos Gago, para que el alcalde Juan Espadas vea en directo las jugadas de la semipeatonalización. Entonces le hace el signo del televisor, así con las manitas, a Juan Carlos Cabrera, y dice: “¡Un momento!”. Si un automóvil ha atropellado a un turista en una calle semipeatonal, se supone que será penalti y expulsión del conductor a los Juzgados. Y que esa zona semipeatonal es una zona peatonal fantasma.

El VAR es transparente. El VAR identifica al niñato que destroza mobiliario urbano, al tironero, al navajero y al carterista. El Ayuntamiento ya ha instalado camaritas, pero debe mejorar su VAR. También en los plenos: para cumplir lo prometido, para rectificar los errores, para no engañar al público. Las tecnologías ayudan, pero aquí el VAR funciona mal; sólo funcionan bien los bares y los gastrobares.

José Joaquín León