ASÍ expresado, suena regular: “El hermano de Toscano será el subdelegado del Gobierno en Sevilla”. El hermano de Toscano se llama Carlos, y se apellida Toscano Sánchez, como Francisco, alcalde de Dos Hermanas y profeta de Pedro Sánchez. A este señor, llamado Carlos Toscano Sánchez (casualmente Sánchez, pero no es primo), ya lo habían nombrado antes viceconsejero de Justicia y Administración Pública, en 2005, cuando era Manuel Chaves presidente de la Junta de Andalucía. Fue viceconsejero en unos años malos, en los que algunos consejeros y el propio presidente resultaron investigados en el caso de los Eres. Digo algunos, pero no todos; y el hermano de Toscano tampoco. Esas cosas ahora están muy miradas, lo mismo aquí que en Valencia. Por cualquier despiste te enseñan la tarjeta roja y te vas al bar.

A Carlos Toscano se supone que no lo han nombrado por ser el hermano de Toscano, pero lo es. En el susanismo ya están con los mosquitos tigre detrás de las orejas. Primero aparece el señor De Celis por la plaza de España, como delegado del Gobierno. Y, a los pocos días, aparece Carlos, el hermano de Toscano. Un hombre con un pasado acreditado como funcionario y con cargos en las administraciones. Por lo cual está dentro de los requisitos exigidos. Como otros muchos funcionarios que no han sido nombrados subdelegados del Gobierno. Y que tampoco son hermanos de Francisco Toscano, al que algunos ya consideran alcalde de Dos Hermanas y Un Hermano. Chiste malo con ganas.

Los hermanos y las hermanas están mal vistos en la política. Se estima más normal que los cargos sean heredados de padres a hijos. Eso no sólo pasa en las monarquías, también en repúblicas familiares, como Corea del Norte o Cuba. En España se cuida. Tuvimos el caso de los Solana, Luis y Javier, que era diferente. Pero después se conoció el caso de Juan Guerra, hermano de Alfonso, y a partir de ahí la hermandad se miraba con lupa, salvo excepciones. Incluso el cuñado ha salido perjudicado, y la cuñada perjudicada, porque colocar a un familiar es delicado o delicada.

Pero es verdad que el subdelegado del Gobierno (aparte de organizar los planes de la Madrugada en Semana Santa y lidiar con el Cecop) es un cargo de confianza, siempre dentro de un orden. Así que cumple todos los requisitos, por mucho que se mosqueen los envidiosos y los pelotas de Susana. ¡Anda que ella estará contenta!

José Joaquín León