ERA la noche de los cuchillos afilados en el PP, donde las primarias sonaban (en otros tiempos) a ocurrencias del PSOE. Pero las primarias ya están imparables, y el que da primero da dos veces, o al menos ha dado antes que los otros. Es lo que ha ocurrido en el Consejo General de Hermandades y Cofradías. Entraron en una reunión para decidir si convocaban elecciones a nuevo presidente y salieron con un candidato ya presentado, en primarias y al vuelo. Francisco Vélez ha demostrado que es inteligente. Se lo esperaban, pero no tan pronto. Y ahora es el favorito. Si se va a presentar es porque piensa que va a ganar.

Sobre la idoneidad del momento se puede opinar, pero es legítimo. La duda estaba (y puede que aún esté) en si el vicepresidente, Antonio Piñero, optaba a la sucesión. No podía seguir en modo Bourrellier, que fue criticado en su momento. Piñero sería el candidato de la continuidad. Pero no tanto de la continuidad de Sainz de la Maza (que dimitió y no ha completado su programa, aunque empezó a ponerlo en marcha) sino de la continuidad de algunos consejeros, que tampoco tienen la culpa de la dimisión del presidente. En esa indecisión, el tesorero Vélez ha puesto sus cartas sobre la mesa. Ejerce en el Consejo con dos décadas de antigüedad, y cree que ya ha llegado su momento presidencial, después de sacar las cuentas y las sillas del fuego.

Podría parecer que lo normal es que el vicepresidente releve al presidente. Pero eso sólo ocurrió en el Consejo con José Carlos Campos Camacho, que sucedió a José Sánchez Dubé. Y, más recientemente, cuando Carlos Bourrellier sucedió a Adolfo Arenas, sin pasar por nuevas elecciones. Por otra parte, los tesoreros han sido generalmente hombres con poderío. Manuel Román llegó a la presidencia tras ser tesorero con Antonio Ríos. Y a punto estuvo de sucederle su tesorero, que era Julio Cuesta, pero puso como requisito que no hubiera más candidaturas, por lo que no se presentó. Francisco Vélez es algo más que un tesorero, principalmente es el hombre que ha puesto realismo allá donde aparecían fantasías.

Tendrá sus cuentas ya sumadas, en las que dos más dos no serán cinco, como les ha pasado a otros. Hasta noviembre queda margen para acuerdos razonables. Será mejor que montar candidaturas testimoniales para pasar unos días de gloria. O de penitencia, porque nunca se sabe. Dar primero es lo primario: sirve para situar.

José Joaquín León