HEMOS llegado a la segunda quincena de julio con un atasco previsible, según lo ha calificado Juan Carlos Cabrera, concejal de Movilidad (y de otros asuntos). Esto es como una cruz que le ha tocado cargar, sin que sea en la madrugada, sino a plena luz del día. Las obras del puente de las Delicias durarán hasta el 2 de septiembre. Es decir, que han elegido la segunda quincena de julio y el mes de agosto para los atascos, al considerar que la gente se despistará en las playas. Pero eso sucedía antes de la Torre Pelli, cuando la burbuja inmobiliaria. Ahora, después de Rajoy, hay muchos que van y vuelven en el día, y así contribuyen a los atascos. Y otros que ni siquiera pisan las playas (aprovechando este verano atípico sin 43 grados a la sombra), sino que se van directamente a los atascos de seis kilómetros en la SE-30, donde se echa la mañana, con el fresquito del aire acondicionado y la radio clásica.

Dicen algunos que los puentes de Sevilla están especialmente diseñados para atascar. Un puente desatascado ni es puente ni es nada. Cuanto más grande sea el puente, mayor debe ser su atasco. Ahí tenemos el del Centenario, que es el campeón. Son atascos previsibles, que diría Cabrera, pese a la información previa de que te vas a quedar atrapado.

Ayer, además, eligieron un día bueno, con la visita del rey Felipe VI para un congreso de Oriente, al que asisten 3.000 personas, con sus taxis y demás. Y siempre hay un vehículo  de diésel sin ITV que se avería, o una colisión por alcance en un despiste defensivo, y eso se traduce en seis kilómetros de retención en un sentido, cinco kilómetros en el otro sentido, incluso dos kilómetros en el Patrocinio, que es un puente modesto, de inferior rango.

Los Remedios se quedó colapsado por culpa del puente de las Delicias. Algo influyen los semáforos, que también son previsibles, y parece que los regulan para complicarlo más. Los Remedios es un barrio que tiene fama de votar al PP, pero no por eso resulta menos doloroso. El alcalde Espadas, cuando lo ha visitado, es bien recibido. También es cierto que no suele ir los días de atascos mayores.

Cabrera soportará con resignación la cruz que le ha tocado. El problema no es que la gente esté desinformada, sino que han cerrado un puente. Aquí los puentes están contados y son muy sensibles. Queda encomendarse a Santiago y Santa Ana, a ver si pasa pronto la Virgen de los Reyes.

José Joaquín León