LA última oleada de robos en Sevilla y sus alrededores ha provocado una alarma social justificada, como se suele decir. En esta primera semana de agosto parece que han organizado un campeonato de alunizajes en Sevilla y Dos Hermanas. Asaltaron el centro comercial Nervión Plaza, y a la noche siguiente el Factory del aeropuerto. Como si participaran en una ruta de los comercios. Menos mal que todavía no han inaugurado los nuevos centros de Torre Sevilla y Palmas Altas. También es curioso que hayan robado en cinco hamburgueserías de Burger King en una semana. Si esta oleada de robos hubiera ocurrido siendo ministro de Interior el anterior (o sea, Juan Ignacio Zoido), ¿qué se diría?

Pues se diría que en Sevilla faltan policías, lo mismo que oímos desde el siglo pasado. En las vísperas de los robos de agosto, el nuevo delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, anunció que llegarían 46 policías nacionales más a Sevilla. Reconoció que son pocos. Según algunas estimaciones, harían falta 400 para cubrir servicios con un mínimo decoro.

Sin embargo, la prioridad para el nuevo ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, no es Sevilla, que le importa poco. Ya ha viajado al Campo de Gibraltar. Lo que ocurre en La Línea y sus cercanías con la droga y los traficantes, e incluso la recepción de pateras procedentes del Estrecho, también influye en Sevilla y su provincia. Si envían más policías y más guardias civiles allí, ¿de dónde salen? Es muy difícil que los aumenten aquí. Al menos, hasta que convoquen más plazas. Los policías y guardias civiles no se multiplican de milagro, como si fueran panes o peces. También están cortitos los policías locales. Apenas disponen de 75 para cada turno. Suele pasar todos los años en agosto. Los ladrones lo saben. Por eso, es habitual que proliferen hombres arañas tipo Spiderman, reventadores de portones, carteristas habilidosos, descuideros de guiris, navajeros de calles solitarias, tironeros en horas plácidas… Y, por supuesto, los especialistas en alunizar y alucinar, que no se sabe por qué sienten especial predilección por los BMW, y sobre todo por el Seat León, el vehículo oficial de ciertos notas.

Con eso ya se contaba. Pero lo más indignante es el asesinato de Carmona. No es normal que cometan un atraco con un crimen tan horrible como el del joyero Paco Cintado. Con eso no se contaba, pero puede pasar cuando se baja la guardia.

José Joaquín León