ES lógico que haya tenido consecuencias la oleada de los alunizajes con robos en lugares tan señalaítos como el centro comercial Nervión Plaza y el Factory del aeropuerto. Es lógico porque a algunos se les han puesto los vellitos de punta, al conocer lo ocurrido. Puede que al delegado del Gobierno, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, también. ¿Se acuerdan de aquel atentado terrorista en las Ramblas de Barcelona el 17 de agosto del año pasado? ¿Se acuerdan de las medidas de seguridad que adoptaron en las principales ciudades, entre ellas Sevilla? ¿Se acuerdan de la colocación de macetones que no necesitan apeo y de bolardos o marmolillos por todas partes? ¿Se acuerdan de lo que decían Juan Ignacio Zoido en Madrid y Juan Espadas en Sevilla?

Pues los alunizajes de agosto nos han recordado lo que sucedió hace un año. También podría quedar la impresión de que las medidas adoptadas entonces (y vendidas como de máxima seguridad) son inútiles, o al menos  resultan insuficiente. Excepto que se hayan despistado, o que el actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, esté demasiado absorto con lo que ocurre en el Campo de Gibraltar.

El asunto no es para tomarlo a broma. Una banda de delincuentes o de niñatos alucinados por las drogas decide que un coche robado se estrelle contra el Nervión Plaza o el Factory del aeropuerto. Un grupo de encapuchados llega a una de las principales zonas comerciales de la ciudad y roba en varios comercios. Si lo hacen ellos, también lo pudieron hacer otros.

No hay que caer en la demagogia populista que utilizan ciertos partidos y grupos de esta ciudad. No hay que alarmar sin motivo. Pero tampoco podemos ocultar que han pillado a nuestras Fuerzas de Seguridad callejeras con las vergüenzas al aire. Celis empieza mal, y quizá no tiene la culpa, pero ahí está el gol que le han marcado. Esos delincuentes le han robado a Sevilla muchas sensaciones de seguridad. Y han dejado en evidencia que no todo se soluciona con los macetones y los bolardos.

El plan contra los alunizajes, que publicó ayer Fernando Pérez Ávila, incluirá medidas como controles de antidisturbios a vehículos y helicópteros de vigilancia. Se han dado cuenta de la gravedad de lo ocurrido. No es sólo que unos ladrones hayan actuado con osadía, sino que han dejado la impresión de que la guardia estaba demasiado relajada. Y al final siempre confiamos en un milagro del Gran Poder.

José Joaquíun León