ES estupendo que quieran incluir a Itálica en el Patrimonio de la Humanidad. La Unesco, al recibir esa candidatura, sólo debería decir: “¡Amén!”. Con las bendiciones patrimoniales universales a Itálica se realizaría un acto de justicia con la toda la Sevilla romana. No sólo Santiponce, Híspalis se lo merece. Pero si quieren promocionar la candidatura, si quieren crear ambiente, si quieren que los jerarcas de la Unesco digan que Itálica no se puede aguantar sin meterla dentro del patrimonio, vamos a romanizar como es debido. En el show que organizaron el domingo se echó en falta a los armaos de la Macarena.

Con todos los respetos por otros compañeros de legiones, hay romanos y romanos, con sus dos manos. En el espectáculo organizado participaron las centurias romanas de Huelva y Santiponce. Pero no estuvieron los armaos de la Macarena. Según declaraciones de una de las organizadoras, Macarena Toro, publicadas en este Diario, se trataba de “recrear el pueblo romano haciendo una marcha hacia las ruinas de Itálica”. Pero, señoras y señores, no se puede recrear al pueblo romano, ni en Sevilla, ni en Santiponce, ni a 200 kilómetros a la redonda de la Bética, sin unas plumas blancas de avestruz. Ya salen armaos con plumas blancas hasta en los pasos de misterio de Castilla y León.

En su antológico artículo Armaos en San Lorenzo, publicado en el libro Sevilla en 100 recuadros, escribió el gran maestro en plumas béticas, Antonio Burgos, lo siguiente: “Hoy le han dado permiso en Itálica y se ha venido a salir de armao en Macarena. Todos han salido de los viejos torreones, de los zaquizamíes de la Casa de Pilatos donde aún revolotea el gallo que oyó San Pedro”.

Entre Itálica y la Casa de Pilatos está la memoria histórica de los armaos, que no tienen nada que ver con Queipo de Llano, aunque salgan de la basílica, edificada allá donde cañonearon la antigua Casa Cornelio en tiempos republicanos. En Sevilla se mezcla todo, y se ponen las piedras unas encima de otras, de manera que hay de las varias civilizaciones e incivilizaciones que por aquí pasaron. Pero, en cuestión de romanos, han salido múltiples centurias, y se perdieron (como la de la Amargura, por ejemplo), y la que ha perdurado es los Armaos de la Macarena, romanos y sevillanos por la gracia de Dios y de su Madre. A los armaos también podrían incluirlos en el Patrimonio de la Humanidad.

José Joaquín León