POR fin han nombrado a una mujer pregonera. Le ha correspondido a Charo Padilla ese honor. No se ha demorado sólo por machismo, sino especialmente por miedo. Es decir, por un temor al qué dirán si no le sale bien. Esa lupa enfocada de la que habla Charo. Pues se ha dado por supuesto que la primera mujer pregonera que salga al escenario del Teatro de la Maestranza representa a todo el género femenino en su faceta pregoneril. Algo así como la Eva de los pregones, que nos lo ofrece a modo de manzana, a ver si gusta. Es una estupidez, porque si un hombre pregonero suelta un petardazo en el atril (y no sería el primero, ni el segundo), el problema es sólo suyo, pero no de todo el género masculino.

Por ese exceso de responsabilidad se han retirado voluntariamente varias candidatas a pregoneras. A la misma Charo Padilla se le han atribuido dudas en años anteriores. Otras veces se habló de la poeta Rosa Díaz, y también la editora y escritora Rosa García Perea, que fue poeta en sus inicios y capillita siempre, pero se mostró razonablemente reticente a pregonar.

Es curioso porque esta tardanza también ha sido una singularidad sevillana, no se sabe por qué. Como si aquí no hubiera mujeres capaces. En ciudades cercanas no ha ocurrido. En Cádiz fue pregonera de la Semana Santa la poeta Pilar Paz Pasamar en 1981, en presencia de José María Pemán, precisamente, y no se vio como nada feminista, sino literario. En Málaga fue pregonera otra poeta, María Victoria Atencia, en 1985. Aunque allí la primera fue Pilar Millán-Astray, hermana del fundador de la Legión, en 1948. Pregón cortito, sólo duró un cuarto de hora.

En Sevilla no sólo pasa con el Pregón. Hay menos libros de Semana Santa publicados por mujeres que por hombres. Aunque también grandes poetas y escritores masculinos forman la lista negra de los nunca nombrados. Charo Padilla no es poeta, ni lo suyo se espera como un homenaje a Rafael Laffón. Pero se ha pateado con un micrófono de Canal Sur la Semana Santa de la calle, muy a lo Núñez de Herrera llevado a la práctica. Y así nos ha transmitido la Semana Santa del pueblo, que es quizás la  más auténtica y sincera.

Para dar un buen pregón, Charo Padilla sólo necesitará ser ella misma. Es triste recordar que el Pregón empezó en los años de la guerra civil, y hoy estamos escribiendo sobre la primera pregonera. Ha sido nombrada 80 años después.

José Joaquín León