EL puente de Todos los Santos ha sido en Sevilla el puente de la Esperanza de Triana. La afluencia masiva, con miles de personas venidas de la provincia, de Andalucía y de gran parte de España, confirma que Sevilla es la capital mundial de las cofradías. Y también que hay tres devociones universales, por encima de todos los límites de la normalidad. De modo que si el Gran Poder, la Esperanza Macarena o la Esperanza de Triana salen en una procesión extraordinaria a Juan Carlos Cabrera y los del Cecop se le ponen los vellitos de punta. Según la Policía Local, a la procesión de traslado del día de Todos los Santos acudieron 250.000 personas, mientras que el sábado asistieron más de 280.000 al regreso a Triana. Llegaron más de 300 autobuses, y cientos de personas se alojaron en hoteles, contribuyendo a mejorar la ocupación.

Todo eso hay que tenerlo en cuenta para dos cuestiones: 1. Valorar la importancia del turismo cofrade, y no sólo en Semana Santa; 2. Darle el sitio que merecen a las hermandades. O sería más preciso decir: no regateárselo. Porque es cierto que el Ayuntamiento siempre se lo ha reconocido, tanto con el PSOE como con el PP, o con el PA en otros tiempos. Sin embargo, hay que recordarlo para asumir las molestias derivadas, como los cortes del tráfico. De los que, por cierto, sólo el 30% se deben a motivos religiosos. El 70% está originado por otros motivos, como carreras atléticas (algunas innecesarias), manifestaciones de protesta (asimismo discutibles en no pocos casos), eventos, etcétera.

Pero también reconozcamos que no es lo mismo una procesión de la Esperanza de Triana, con 250.000 personas en las calles que una procesión a la que ven salir 25 personas (ha pasado con algunas de Gloria), o una cruz de mayo con 10 niños y 20 padres y madres (o incluso sin niños). En el mundo cofrade se debe valorar que salir a las calles obliga a unas contraprestaciones; y que los motivos de una salida extraordinaria deben ser los que su propio nombre indica: extraordinarios.

La Esperanza de Triana, con esa marea humana que la acompañó, ha demostrado que las verdaderas devociones son inmensas. Y nos recuerda la grandeza de la Madrugada de Sevilla, en la que salen ¡todos los años! el Gran Poder, la Macarena y la Esperanza de Triana, junto al Silencio, Calvario y Los Gitanos. Si salieran otro día, no se cabría en Sevilla, pero como algunos impresentables la estropearon atraviesa un momento de inquietud no solventado. Ese amor está ahí, muy vivo, en el alma de miles de personas, que nunca renunciarán a verlas en las calles.

José Joaquín León