SEGÚN parece, Barack Obama es el míster Marshall de Juan Espadas. Sostienen algunos que, en realidad, la vocación frustrada del alcalde sería presidir un club de de fans, ya que muestra una cierta tendencia a la mitomanía. Así disfruta con los actores, las actrices y los cineastas en general, con los famosos de todo tipo, y singularmente con Obama, que parece su ídolo. Queda atrás la decepción que supuso aquella bienvenida estropeada en 2016, cuando todavía era presidente de los EEUU. Pero ahora, cuando ha entrado en el club de los presidentes perdidos (como Felipe González y José María Aznar, entre otros), era más fácil que viniera, y va a venir, claro que sí.

El nuevo viaje de Barack Obama a Sevilla ha sido anunciado para abril, el mes en el que llegan los americanos y las americanas glamurosos y glamurosas. Pero tranquilos, que esto no va a ser como en la Feria de 1966, cuando Cayetana de Alba acogió a Jackie Kennedy (en el franquismo avanzado, lo que son las cosas) y coincidió con la princesa de Mónaco, Grace Kelly, que le caía fatal. También acudieron ambas a los míticos bailes de debutantes de la Casa de Pilatos, donde cuentan las crónicas que ni se hablaron. Allí Espadas hubiera sido feliz, con Sevilla en el mapa.

Han pasado 53 años, y ha cambiado hasta la Junta de Andalucía, aunque Franco todavía no ha sido exhumado. Obama vendrá a Sevilla, y no para adular a la alta sociedad, sino como ejecutivo demócrata y sostenible. En concreto, para la reunión del World Travel & Turism Council (WTTC), entre el 2 y el 4 de abril. Se le anuncia como el orador principal. Aunque la oradora principal de esos días será Charo Padilla, que pronunciará el Pregón de la Semana Santa el 7 de abril en el Teatro de la Maestranza. No está prevista la asistencia de Obama, que no se iba a enterar de nada.

Sin desmerecer al ex presidente, que atraerá a algunos fotógrafos y puede que merezca algunas líneas en The New York Times y The Washington Post, más interesante para los mapas y pantallas de Sevilla sería que viniera Donald Trump. Por suponer una fantasía: se le podría organizar otra cumbre con el coreano norteño Kim Jong Un. En Fibes, mismamente, que sirve para todo. Y si coincidiera con la Feria, los podrían invitar a pasear a caballo. No sé por qué me da la impresión de que a Trump le deben gustar los caballos, y puede que la manzanilla también.

Quizá Trump le caiga mal a Espadas, por las líneas rojas, los cordones sanitarios y tal, pero que no se escape la oportunidad. A día de hoy, es más mediático que Obama. Sería una gran pantalla para Sevilla.

José Joaquín León