EL Cecop manda en la Semana Santa. Esto es así y ya se ha demostrado. Las últimas carreritas en la Madrugada de 2017 le concedieron el pleno dominio sobre las cofradías. De modo que Juan Carlos Cabrera está al mando,  y no porque sea el concejal de Fiestas Mayores, y no porque sea el presentador de los pregoneros y la pregonera, sino porque es el jefe político del Cecop. Hay que estar a lo que dispongan, porque las calles no son de todos, ni al derecho ni al revés, sino que deben organizarse dentro de un orden. Para dejarlo claro van a estrenar cuartel general de Semana Santa en el histórico enclave del Mercado del Arenal.

Hubiera sido lo suyo instalarlo en el edificio de la Comisaría de la Gavidia, y así hubieran matado dos pájaros de un tiro, que dirían los de Vox. Sin embargo, el edificio en el que se ubicará el cuartel general del Cecop tiene una gran carga histórica. En el año del centenario de la marcha Amarguras, el Cecop se muda al edificio donde cantaba el preso que inspiró Soleá dame la mano, la otra grandísima marcha de los Font de Anta, fechada en 1918.

Es decir, que el Cecop se instalará en la antigua Cárcel del Pópulo, un lugar para la memoria histórica de la Esperanza de Triana, desde donde los presos cantaban saetas carceleras a la Virgen, en aquellos legendarios amaneceres de Viernes Santo, tan diferentes de los actuales. Y no porque fueran ejemplares (ya que hay testimonios de petardos, y leyendas como la del vaso de la Macarena, y libros donde se reflejan por escrito borracheras de nazarenos, reales o ficticias), sino porque no había carreritas, ni tumultos, ni siquiera Cecop, sino la autoridad.

El lugar tiene una historia que ilustra el devenir de los tiempos. Fue convento de Nuestra Señora del Pópulo, de los agustinos, desde 1624 hasta la desamortización en 1835. Se reconvirtió en cuartel, como  otros conventos, pero en 1837 se trasladó allí la Cárcel llamada del Pópulo, que permaneció hasta 1932, cuando pasó a ser mercado (de Entradores y luego del Arenal), tras ser derribado el edificio anterior y construido el actual con diseño de Juan Talavera. En las oficinas municipales que allí existen, va a ubicarse el Cecop durante la Semana Santa, para controlar y vigilar de cerca la zona del bullicio y el jaleo.

La ciudad evoluciona de un modo imprevisible. A las pruebas me remito. De convento a cárcel, para ser ahora cuartel general del Cecop. Sevilla, en los tiempos de Murillo y por ahí, era una ciudad de conventos, pero con los siglos y las carreritas se ha convertido en un decorado bajo la vigilancia del Gran Hermano Mayor.

José Joaquín León