ES una pena que la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla no salga el próximo Domingo de Ramos, detrás de la Virgen de la Amargura, para conmemorar el centenario de la marcha de Font de Anta. La ocasión de los 100 años de Amarguras bien que lo hubiera merecido, con todos los respetos por la banda de música del Carmen de Salteras, que este año se incorpora a la cofradía de San Juan de la Palma. Era una ocasión excepcional. Las circunstancias no lo han permitido. Esto también nos debe llevar a la reflexión sobre el futuro de la Municipal, en la que su director, Francisco Javier Gutiérrez Juan, está realizando una labor abnegada, yo diría que casi heroica, con incomprensiones a su alrededor.

Recientemente, Gutiérrez Juan ha expuesto el hallazgo de una marcha procesional dedicada a San Fernando, firmada por Manuel Font de Anta. Se conocía la existencia de esa marcha porque fue interpretada en 1924, cuando fue inaugurado el monumento al Santo Rey en la Plaza Nueva, en presencia de la Virgen de los Reyes. Por cierto que esa escultura ecuestre de San Fernando es obra de Joaquín Bilbao, que unos años antes había tallado el Señor del Dolor (antiguo titular de las Cigarreras) y las figuras secundarias del paso de la Coronación, del Valle.

El hallazgo de la marcha San Fernando muestra el afán de investigador tenaz que tiene el director de la Municipal. El reestreno de la marcha de Font de Anta en el Teatro Quintero, así como la interpretación en las procesiones del Corpus y la Virgen de los Reyes de este año, confirman su afán por aportar unos valores añadidos  a la banda de todos los sevillanos.

Los condicionantes burocráticos son un lastre para la Municipal y para la calidad de sus interpretaciones. En estos días, los músicos de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla han expresado su temor ante el futuro. No voy a entrar en comparaciones odiosas. Son casos diferentes. Pero la burocracia institucional, que en algunos momentos salvó la pervivencia de la Banda Municipal, es también una servidumbre que la perjudica. El edil Juan Carlos Cabrera ha reconocido el inconveniente de la tasa de reposición cero en los efectivos de la banda. Sin embargo, no parece un asunto que interese, ni que los partidos planteen en sus campañas locales.

Una vez que tome posesión el nuevo Ayuntamiento, sería necesario abordar el potencial de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla en el siglo XXI. Cuentan con la ventaja de tener un director que no es un burócrata comodón, sino un gran profesional que ama a la música y a su ciudad.

José Joaquín León