ES tan grande el entusiasmo de las autoridades con la Cumbre Mundial de la WTTC que puede impulsar otra oleada de hoteles. Por muchos que abren, el verdadero hotel de seis estrellas de Sevilla es el Alfonso XIII, que gestiona el grupo norteamericano Starwood. Allí se alojó el monarca para la Exposición de 1929 y allí estuvo Obama para la WTTC de 2019. Pero como tú, ninguno; se le podría piropear, a lo Rodríguez-Buzón. En los últimos 90 años ninguno ha superado el pedigrí glamuroso del gran hotel sevillano, aunque inauguran dos o tres casi todas las semanas. Ahora anuncian nuevos proyectos. Más hoteles.

El alcalde, Juan Espadas, ha intentado atraer nuevas inversiones. Mientras por otro lado señalan que no quieren un hotel en la antigua comisaría de la Gavidia, que sería un sitio estupendo para ese uso hotelero, digan lo que digan los amantes de los gimnasios y los centros culturales y participativos. En Sevilla están presentes algunas de las principales cadenas hoteleras del mundo, pero no todas. Los mejores hoteles no tienen por qué ser los de empresas grandes. Hay hotelitos estupendos y encantadores con pocas habitaciones.

Según el ranking hotelero mundial, el líder es el grupo norteamericano Marriot, que en Sevilla abrirá el hotel del Banco de Andalucía, a través de su enseña Autograph, y que ya cuenta con con los hoteles de AC, que está englobada en ese grupo. El segundo lugar del ranking lo ocupa Hilton, también de origen americano, y el tercero InterContinental, que opera desde Inglaterra. Las siguen dos hoteleras chinas, Whyndam y Shanghai Jin Jiam. La primera española es Meliá, en el puesto 18, y también figuran entre los 50 primeros NH, Riu y Barceló. La lista refleja la cantidad de plazas hoteleras, no la calidad.

La presencia de las grandes cadenas en Sevilla interesa para ampliar el turismo de los americanos y los chinos, que son las dos primeras economías del mundo, y los que manejan más hoteles. También es importante abrir rutas con esos países en el aeropuerto. La posibilidad de conectar con Dubai, a través de Emirates, sería importante, porque desde allí hay enlaces con Shanghai y Pekín, que ya tienen vuelos directos a Madrid y Barcelona.

El turismo de elite mundial, al que se aspira, es el de las grandes ciudades. Es decir, que la ciudad no sólo debe ser “preciosa y espectacular”, como dijon Obama (¡qué buen publicista!), sino ofrecer los servicios de una gran urbe. ¿Los tenemos? Falta un Metro verdadero, la conexión de la estación del AVE con el aeropuerto, y elementalidades de ese tipo. Por ahí flojea Sevilla, que se quedó paralizada en el año 1992 y desaprovechó el intento olímpico.

José Joaquín León