EN las grandes ciudades hay lugares para todos los gustos, pero no hace falta que estén juntos y revueltos. Hoy se disputa el Sevilla-Betis, el gran derbi, con aspiraciones de entrar en competiciones europeas, incluso en la Liga de Campeones. Partido interesante y de alto riesgo. Se juega en Nervión, un barrio por el que también sale hoy la cofradía de la Milagrosa. Por supuesto no hará estación en el Sánchez Pizjuán. Pero, a escasa distancia, coinciden ambientes que no se deben mezclar. El hermano mayor de la Milagrosa, Javier de Martos, ha denunciado la falta de sensibilidad. La estación en el Hospital de San Juan de Dios coincidía con los momentos álgidos del fútbol. Han cambiado el horario y el itinerario para evitar males mayores.

La culpa ha sido de la Liga de Fútbol Profesional y de las autoridades sevillanas. Hubo gestiones del alcalde, Juan Espadas, e incluso del subdelegado del Gobierno, Carlos Toscano, para que el partido no coincidiera con el Domingo de Ramos. Sin embargo, disputarlo el Sábado de Pasión a esa hora tampoco era la mejor opción. Si nos fijamos en los partidos de fútbol de este fin de semana y en las ciudades afectadas, entenderemos que había otras alternativas. La Semana Santa de este año se mezcla con el fútbol y con la política, porque también coincide con la campaña electoral. Son aspectos perturbadores.

Sin embargo, lo que pasará hoy es poco si se compara con lo que pudo ocurrir. Los partidos de vuelta de la Europa League se disputarán el Jueves Santo. El Valencia-Villarreal se jugará ese día a las 21 horas. Si el Sevilla y/o el Betis hubieran seguido adelante en esa competición, se pudo dar el caso de otro Sevilla-Betis, o un Betis-Sevilla en la noche del Jueves Santo, si así hubiera salido en el sorteo. A pocas horas de comenzar la Madrugada.

También pudo ocurrir que el rival hubiera sido el Arsenal, el Chelsea o el Nápoles. Hooligans ingleses o tifosis italianos en las calles sevillanas todo el Jueves Santo. Y quizás en la madrugada después del partido. Algunos me dirán que no sería la primera vez. En 2007 la UEFA obligó a disputar un Sevilla-Tottenham de la Copa de la UEFA el Jueves Santo. Y ya habían ocurrido los incidentes de la Madrugada de 2000. Pero todavía no había videovigilancia ni megáfonos en las calles.

Las eliminaciones de los clubes sevillanos han evitado ese riesgo. Sin embargo, se aprecia la sensibilidad de la Semana Santa, su fragilidad para que se rompa el ambiente. Por muy bien que esté blindada, al final puede depender de un capricho de Javier Tebas o de un sorteo de la UEFA.

José Joaquín León