EN la pasada Semana Santa se han  quedado sin salir 13 cofradías y a otras seis (del Miércoles Santo) les llovió durante sus estaciones de penitencia. La Semana Santa actual está condicionada por los avances meteorológicos. La precisión ha mejorado notablemente en el siglo XXI. No me refiero a la comparación con hace medio siglo, cuando los cofrades se asomaban a la puerta de la iglesia y salían si aparecía el sol, o lo suspendían si llovía. En años no tan lejanos, se dio el caso de quedarse sin salir el Señor del Gran Poder porque existía un riesgo de lluvia del 10%. No cayó aquella madrugada ni una gota. Algunos hermanos mayores empezaron a cuestionar esos pronósticos, que les podían costar una candidatura alternativa o perder unas elecciones.

El calentamiento global todavía no se ha notado en la Semana Santa, que diría Donald Trump. En abril y en marzo pasa lo mismo que hace 50 años o un siglo, que unas veces llueve y otras no. Pero lo que sí se ha notado es la fiabilidad de los pronósticos. Aemet ha mejorado mucho en los últimos años. Todavía tiene un margen de error con algunas nubes traviesas, pero la fiabilidad  a corto plazo y corta distancia es muy alta. Se vio en la tarde del Viernes Santo. No salió ninguna cofradía en Sevilla, mientras que en Jerez y en Cádiz, a una distancia de apenas 100 kilómetros, pudieron salir todas las de ese día. Les dijeron que no llovería, mientras en Sevilla ocurrió lo previsto, que era lluvia escasa, pero con riesgo de algún chaparrón.

Aemet es como la sanidad pública de la meteorología del cofrade. También existe la meteorología privada, que es como el médico amigo de cabecera. Durante muchos años ese papel lo ejerció Julio Marvizón, cofrade del Amor, en cuya Junta de Gobierno estuvo, así como en el Consejo de Cofradías. Y, por supuesto, José Antonio Maldonado, que siempre ayuda con sus consejos a su hermandad de la Soledad de San Lorenzo y a varias más que le consultan. Este Sábado Santo, Maldonado acudió a San Lorenzo con su ordenador, e informó a la Soledad de cómo iban las nubes, prácticamente al minuto.

En la historia de las cofradías se conocen episodios de grandes chaparrones destructivos. También de decisiones inexplicables de juntas de gobierno, que costaron caras a sus cofradías. De ahí se pasó a una prudencia exagerada. Sin embargo, ahora existen elementos para decidir con escaso riesgo de equivocarse. Ha mejorado la predicción, pero no se conseguido aún el sueño dorado de los cofrades, que sería crear un espacio libre de borrascas durante todos los días de la Semana Santa.

José Joaquín León