POR la Puerta del Príncipe ha salido El Juli, por sexta vez. Los aficionados debaten si era exagerado. Como si fuera la puerta de su casa. La plaza de la Real Maestranza, en estos días, es como un oasis, aunque no puede tapar el difícil momento de lo que antaño se denominaba la fiesta nacional. Sería muy prolijo debatir las causas de la decadencia de los festejos taurinos en España. Entre los factores que influyen, el peor es la politización. Antes y después de la Guerra Civil, la afición a los toros era uno de los pocos asuntos en que las dos Españas estaban de acuerdo. Había toreros de derechas y de izquierdas, y poetas republicanos, incluso comunistas, que los mitificaron.

Sin embargo, ahora parece que la afición taurina es un invento de Franco y que sólo atrae a los votantes de Vox. Gran necedad, que busca un reflejo electoral. En los años de la Transición, aún había políticos del PSOE y del PCE que frecuentaban las plazas de toros, sin complejos. Los nacionalistas catalanes no lo pusieron en el punto de mira cuando empezó a trincar Pujol. Menos contrarios eran los vascos, al revés. Hasta los batasunos, en los años del plomo de ETA, acudían a las plazas vascas; sobre todo a las de Bilbao, San Sebastián y Vitoria, así como a los sanfermines de Pamplona, a los que Ernest Hemingway había aportado fama universal.

¿Y por qué los independentistas y la izquierda populista arremetieron contra las corridas de toros? Puede que la culpa sea de su propia simpleza, de su mundo maniqueo, donde sólo hay rojos y azules, ellos y los otros. Puede que los tendidos madrileños de San Isidro, donde veían a los del Ibex 35, sean la causa demagógica de esa ofuscación. Estas criaturas populistas siempre han mirado a la sombra, sin entender que también hay gradas de sol.

El Parlamento de Andalucía es un fiel reflejo de la politización de las corridas de toros. Recientemente fue aprobada una proposición no de ley para la defensa de la tauromaquia, que presentó el PP, y que contó con apoyo de Cs y PSOE. Votaron en contra (por diferentes motivos) Vox y Adelante Andalucía. Los de Vox porque quieren una nueva ley de protección taurina; y los de Adelante porque quieren una ley de protección animal que elimine las subvenciones y prohíba el acceso de menores a las corridas, entre otras medidas antitaurinas.

En Andalucía los toros tienen más arraigo que en el resto de España. Los argumentos para defenderlos son tan evidentes que no merece la pena insistir. Pero es triste que los partidos sean incapaces de alcanzar un pacto para defender los festejos taurinos y despolitizarlos.

José Joaquín León