EL pasado fin de semana los hoteles de Sevilla (y puede que los pisos turísticos) han colgado el cartel de “no hay billetes”. Un lleno técnico. Sin necesidad de organizar la final de la Liga de Campeones, como Madrid, que se llenó de hooligans. En Sevilla, la final de la Copa del Rey tocó un sábado antes. Este fin de semana, el éxito del turismo (que tanto ha contribuido a la reelección de Juan Espadas) se ha visto favorecido por el Día de las Fuerzas Armadas y los actos organizados con tal motivo, a los que se sumaba el concierto de Alejandro Sanz, así como 35 procesiones 35, entre el viernes, el sábado y el domingo; de las cuales eran seis de gloria, tres eucarísticas, un rosario vespertino y el resto cruces de mayo (ya era junio), organizadas no sólo por hermandades, sino también por colegios, parroquias, asociaciones, barriadas, etcétera.

Una parte de la gente se ha quejado por los cortes de tráfico que tal despliegue ocasiona. Sin embargo, algunos de esos cortes podían servir para varios eventos. Es decir, que con un solo corte de tráfico (en según qué calles, paseos y puentes), te vale para organizar un desfile, un concierto, dos o tres procesiones y cuatro o cinco cruces de mayo. Total, si está cortado, se puede aprovechar, ¿qué más da?

Es curioso que a veces se quejan los mismos que piden una Sevilla verde y peatonal. ¿En qué quedamos? ¿Sólo quieren coches cuando hay desfiles y pasos en las calles? Si se oponen al tráfico, pues se corta de verdad. Y si no llega el tranvía, eso es lo que pasa por no haber construido más líneas de Metro. El pasado sábado ampliaron los servicios de la línea única del Metro en más del 60%. Con lo cual se vuelve a demostrar que el problema no son los desfiles, ni los pasos, sino que el Metro es chungo, porque da para poco. Si hubiera más vagones por los subterráneos de Sevilla, nadie se quejaría cuando se desarrollan otros usos lúdicos en la superficie.

Cualquier día aparecerá el alcalde, Juan Espadas, acompañado de su mano derecha, Juan Carlos Cabrera (responsable de los cortes de tráfico y las fiestas) y de su mano izquierda, Antonio Muñoz (responsable del turismo), para hacer público el impacto económico que han tenido los eventos del fin de semana. ¡Ojo! No sólo el desfile y el concierto de Alejandro Sanz, al que han premiado con el título de Hijo Adoptivo, sino también las 35 procesiones, que dejaron en Sevilla a decenas de criaturitas, que se hubieran ido a las playas en un fin de semana tan caluroso.

Todo eso hay que valorarlo. Sevilla tiene los eventos como una industria local. Aunque se quejen los aguafiestas.

José Joaquín León