A veces el fútbol se convierte en una alegoría de la realidad. Lo hemos visto en la Eurocopa sub 21 de fútbol, que ha ganado España. Las figuras de la selección eran Fabián y Ceballos, dos futbolistas procedentes de la cantera del Betis, que apuntaban a figuras desde sus comienzos, pero que se fueron a otros equipos cuando consiguieron fama. Fabián está en el Nápoles y Ceballos en el Real Madrid, aunque a Zidane no le gusta. En los sub 21, también ha jugado otro futbolista del Betis, el lateral Júnior, que empezó como suplente, pero se asentó como titular, y que también se supone que irá a otro club en el mercado de verano. La fuga de talentos es inevitable, como suele pasar en Sevilla. Muchos jóvenes brillantes se van a Madrid o a otros países.

Cualquiera pensaría que la cantera del Betis está a la cabeza de España. De ahí ha salido Fabián, nombrado mejor jugador del torneo, y Ceballos, que empezó como líder y figura, aunque ha tenido esos altibajos que a veces penalizan su genialidad. Sin embargo, la cantera del Betis mantiene al filial en Tercera División. Este año ni siquiera se ha clasificado para las eliminatorias de ascenso. En sus mejores temporadas, no ha pasado de la Segunda B. Significa que le salen algunos talentos individuales, buenos futbolistas aislados, a los que acertadamente han concedido una oportunidad en el primer equipo. Fabián, Ceballos, Júnior, incluso Loren, debutaron pronto, en el momento oportuno.

Sin embargo, el Betis ha disfrutado poco con sus talentos jóvenes. No ha creado una estructura sólida capaz de retenerlos. Es algo parecido a lo que sucede en la ciudad con sus jóvenes profesionales. Mientras las autoridades hablan constantemente de la I+D+i, de la revolución tecnológica 4.0, y de todas esas humaredas que intentan vender, la realidad va por otro lado. Esos jóvenes talentosos, en cuanto consiguen una buena oferta, se largan con sus cualidades a otra parte.

No es un tópico, sino una realidad. Aquí se habla de los jóvenes emigrantes desde la suposición de que están deseando volver. ¿Y para qué? Por citar mi caso personal, tengo un hijo que trabaja en Shanghái y una hija en Madrid. Estudiaron en el colegio San Francisco de Paula. Gran parte de sus compañeros (quizá más de la mitad) no viven en Sevilla. O, al menos, han trabajado en otras ciudades, donde les ofrecían mejores salarios y  otras expectativas profesionales.

Fabián Ruiz y Dani Ceballos, las dos estrellas de la sub 21 campeona, son como esos jóvenes sevillanos que han encontrado una vida mejor lejos de sus orígenes.

José Joaquín León