EL mismo día de Santiago y cierra España en que Pedro Sánchez perdió la segunda votación, aparecieron los datos de la EPA, y hubo pleno de la Diputación Provincial de Sevilla. La votación de Pedro fue desastrosa. Los datos de la EPA fueron malos, aunque no desastrosos: en un trimestre de creación de empleo (que incluye la Semana Santa y la Feria) sólo se redujo el paro en 500 personas, mientras que el año pasado bajó en 22.100. Sin embargo, en el pleno de la Diputación hubo una buena noticia: los diputados provinciales acordaron una congelación de los sueldos por unanimidad. El presidente, Fernando Rodríguez Villalobos, considera que no están mal pagados. Un diputado provincial se apaña con lo que gana para llegar a fin de mes.

Algunos pensarán: “Pues vaya ejemplo que le ha dado Fernando Rodríguez Villalobos a Juan Espadas”. En el Ayuntamiento de Sevilla, como en otros de la provincia, lo primero que hicieron fue organizar lo que cobrarán a fin de mes. En el Ayuntamiento de Sevilla la subida llegó a ser del 140% en algunos casos ilustres. La subida de sueldos estaba consensuada por el PSOE y el PP. ¡Qué buen ejemplo le dieron Juan Espadas y Beltrán Pérez a la Nación Española! Para los grandes temas de Estado es posible pactar y alcanzar acuerdos.

Sin embargo, no crean que los diputados provinciales son los buenos y los concejales de Sevilla son los malos. Porque, en líneas generales, un diputado provincial cobraba más que un concejal. Un portavoz de la Diputación seguirá cobrando 64.099 euros, mientras un portavoz municipal  (que percibía 53.733 euros) ha pasado a 71.644. Los partidos políticos tienen las diputaciones provinciales como un regalo que la Constitución y el Estatuto permite a nuestros pueblos. Y también como un premio que los propios partidos conceden a sus hombres y mujeres más ilustres. En el ranking salarial existía una buena brecha entre los diputados provinciales y los concejales. Una brecha que estaba científicamente estudiada. Ya se ha corregido.

Al menos se le debe reconocer a Villalobos que ha dejado las cosas como estaban, sin darle otro empujoncito hacia arriba. De ese modo, el concejal sevillano supera en el estatus del prestigio al diputado provincial. Con los sueldos de los políticos existe mucha demagogia y es fácil criticarlos. Algunos quieren que trabajen gratis, como si fuera un castigo. No es eso. Pero sería justo que exista proporción entre los salarios públicos y la cualificación. Por ejemplo, que una becaria no pueda ser vicepresidenta del Gobierno, ni un analfabeto llegue a diputado provincial.

José Joaquín León