HOY comienza la Semana de la Movilidad. Antes se conformaban con el Día sin Coches, que era un paripé. Estos eventos recuerdan a celebraciones surrealistas de antaño, como el Día del Turista. Ahora no hace falta, porque ya celebran el Año del Turista, que es el rey de la ciudad. Sin embargo, en los festejos de la Semana de la Movilidad, la delegación de Juan Carlos Cabrera, a la que corresponde ese entuerto, apuesta por una propuesta que califican de novedosa: probar el próximo domingo, día 22, cómo sería la calle Águilas sin coches. Algo que parece inconcebible.

Para empezar, depende de lo que se entienda por calle Águilas. La gente corriente supone que es el tramo que conduce desde la plaza de la Alfalfa a la Puerta Carmona. Sin embargo, en ese tramo están también la calle Alfalfa (esa Alfalfa independiente tiene una plaza, una calle y muy ilustres vecinos), la plaza de Pilatos y la calle San Esteban. Por ese circuito discurren miles de coches a diario, ya que es una de las rutas de entrada hasta el centro.

La calle Águilas propiamente dicha es insufrible para los peatones. Vamos a decirlo sin tapujos. El problema no consiste sólo en que pasan muchos coches, y a todas horas, sino que la acera incluye partes impresentables, insignificantes e incluso inexistentes; es decir, inútiles. Por lo que necesita una intervención integral. Allí todo empieza por in, y sería imposible incluir las infinitas injusticias que intuimos.

El peatón que conoce la ciudad nunca pasa por la calle Águilas. Existen las alternativas de Imperial, Caballerizas, Boteros, de todo lo paralelo que existe. O, por el otro lado, de las calles Muñoz y Pabón, Cabeza del Rey Don Pedro y Candilejo, donde también te encuentras tráfico, además de algún turista que te pregunta por dónde se va a la Catedral. No son calles semipeatonales, donde puedes morir atropellado, como las de Mateos Gago o Baños.

Juan Carlos Cabrera va a experimentar en el Día sin Coches. Un domingo circulan menos. La prueba de cómo sería la calle Águilas sin coches ya la hacemos todos los años en Semana Santa, que es la verdadera Semana de la Inmovilidad. La prueba se hace el Martes Santo, cuando pasa San Esteban, o cuando vuelve San Benito, al revés o al derecho. También el Jueves Santo con Los Negritos. Y si cabe el paso del Pilato de la Calzada ya sabemos que también cabe un camión de reparto, o un autobús, o lo que sea. Si pusieran una acera como Dios manda, para ir a comprar dulces en el convento de Santa María de Jesús, la calle Águilas sería otra cosa. No le hacen falta pruebas que están probadas.

José Joaquín León