ESTA es la campaña electoral más rara de la historia. Es muy cortita, apenas una semana larga, lo que ha impedido que el paseo de la momia de Franco en helicóptero pudiera ser incluido como apertura. En circunstancias normales hubiera coincidido. Esta fantasía necrófaga demuestra la aleatoriedad de lo que se consideran actos electoralistas del Gobierno de Pedro Sánchez. El comienzo de la campaña es monstruoso: coincide con la noche de Halloween. Un día de zombis y brujas. Se supone que las fiestas políticas para pegar carteles y dar los mensajes tendrán licencias. No serán como la que preparaban en la Cartuja.

Otro aspecto curioso es que el único fin de semana de campaña coincide con las visitas a los cementerios del día de los Difuntos. Antes se iban a repartir propaganda en los mercados, pero esta vez puede que vayan al cementerio de El Pardo, al que llaman de Mingorrubio, por no recordar el lugar donde se encuentra el que fue palacio del Generalísimo. Esa coincidencia de la campaña con las visitas a los cementerios se suma en Sevilla a la gala de los premios de MTV, en los que Dua Lipa eclipsará a cualquier candidato. Por si acaso, Pedro Sánchez y Pablo Casado se han anticipado para pasar Halloween en Sevilla.

La gala de los políticos podrán verla el luness, con el debate a cinco en televisión. Este quinteto podría formar una delantera a la antigua usanza: integrada de derecha a izquierda por Abascal, Casado, Rivera, Sánchez e Iglesias. A ver quién marca los goles, porque el delantero centro está con la pólvora mojada. La verdadera pólvora la están poniendo en Cataluña, sin que Quim Torra sepa cómo ha sido, ni quiénes lo han permitido. El resultado de ese encuentro puede ser decisivo para determinar el campeón. Aunque es la competición más chunga de los últimos años.

¿Y en Sevilla qué? Ya se ha visto. En Sevilla el alcalde Espadas ha mirado a su extremo izquierdo, donde se encontró con Susana Serrano, que pasaba por allí, y ya están de acuerdo para unos presupuestos sociales maravillosos. Téngase presente que lo anunciaron antes de la campaña, y no después; mientras Pedro Sánchez todavía sigue pidiendo a la derecha que lo deje gobernar. A Juan Espadas se le ha visto el disfraz varios días antes de la fiesta de Halloween, y ya se sabe que irá vestido de Frankenstein. Así dará más miedo que cuando se pone dulce como Caperucita Roja. Ya no buscará al PP y a Ciudadanos para que le hagan de abuelita.

Tranquilos. Cuando pase el 10 de noviembre, se verá a quién le echamos las culpas por el retraso de las obras del Metro.

José Joaquín León