LARGAS colas de atascos, a primeras horas de la mañana, en el acceso a Sevilla desde la autovía A-4 de Cádiz y la SE-30, en las inmediaciones de Palmas Altas y el puente del Centenario. En algunos momentos los atascos llegaron hasta los seis kilómetros de prolongación. Ayer tocaba, porque era lunes. Ya no es noticia, y eso es lo peor. Por el contrario, lo noticioso es el acuerdo alcanzado entre Juan Espadas y Marifrán Carazo para que la línea 3 del Metro llegue hasta Valme y Bellavista algún día. Junta y Ayuntamiento actualizarán el proyecto.

Sin embargo, la realidad actual en la zona sur de Sevilla es dura. Los atascos en determinados días y determinadas horas forman parte del paisaje. La culpa no es sólo del centro comercial, sino que es un elemento añadido al cuello de botella que ya existía en el puente del Centenario. Ese puente que ha sido incluido entre los puntos más peligrosos de España para el tráfico urbano. El ministro Ábalos prometió unas obras de ampliación del tablero que ponen los vellitos de punta.

Siempre que se habla de atascos, un sector del progresismo ecologista y climático lo achaca a que la gente no utiliza más el transporte público. Pues bien precisamente los conductores de autobuses están entre los más indignados. En muchas ocasiones, como ayer, acumulan retrasos de casi media hora, a causa del tráfico colapsado En los servicios de Comes con la provincia de Cádiz, y en otros itinerarios, el aumento del tráfico en Palmas Altas ha repercutido negativamente, porque a veces se encuentran aprisionados.

Las previsiones fueron erróneas. Las obras públicas realizadas son insuficientes. Las grandes infraestructuras que realmente podrían haber aliviado la situación, como la ampliación del puente del Centenario y la apertura de la SE-40 con sus túneles, acumulan años de retraso. Son previsiones que debieron abordarse en la década pasada y que lastran el desarrollo de Sevilla por el sector sur. Asusta que esas obras no estén terminadas, mientras plantean proyectos como el de la Ciudad de la Justicia, y sobre todo el nuevo barrio de Isla Natura, que convertirían la zona de Palmas Altas en un infierno para la movilidad. A lo cual se añade la parálisis de la línea 3 del Metro (aunque la vuelven a anunciar) y la inexistencia de Cercanías.

Ahora vienen el Black Friday y la campaña de Navidad, en la que es previsible una afluencia masiva al Lagoh. El otro lado de los atascos es que originan gastos y pérdidas económicas. Se podrían evitar con unas infraestructuras en las condiciones que se merece una ciudad como Sevilla.

José Joaquín León