EN la Ronda del Tamarguillo la alegría fue desbordante. En la administración de loterías del centro comercial de Alcampo tocó un pellizquito del Gordo. En realidad, sólo han vendido una serie, con siete décimos en ventanilla y otros tres por la aplicación Tulotero. En total, cuatro millones de euros, que pueden parecer una minucia, si se comparan con el total del Gordo, pero que permiten una alegría a los afortunados. Permiten que esa administración, cuyo titular es José María Nogales, pase a la historia. No es como Doña Manolita, pero ya es como el Don Joselito de Alcampo. Y permite decir que el Gordo ha tocado este año en Sevilla. Aunque sea un pellizquito. Yo me alegro mucho, porque algunas veces compro lotería en esa administración.

He sido uno de esos que dicen “me pudo tocar el Gordo, pero no me tocó”. El día antes del sorteo, el sábado, estuve de compras en Alcampo, y también iba a cambiar un décimo con la terminación premiada de otro sorteo en esa administración. Pero se me olvidó. Tampoco me fijé si estaba o no el número 26590 dos semanas antes, cuando compré lotería allí. Sin embargo, esto forma parte de la gracia del Gordo de Navidad. Siempre nos fijamos en lo que pudo pasar y no pasó. También nos podía haber caído un árbol borracho encima durante las borrascas de Daniel o de Elsa. También había pasado por la acera de la Campana el día del microbús de Tussam, cuando el puente de la Inmaculada, pero más temprano. Entre que no te toque el Gordo o que Juan Espadas vaya a visitarte al hospital, es preferible lo primero, por mucho cariño que le tengas al alcalde.

Al final siempre pasa lo mejor, lo que tiene que pasar. Observen dónde ha tocado el Gordo: principalmente en Cataluña (Salou, Barcelona y Súria), y en ciudades de las provincias donde sufrieron inundaciones como Alicante (San Vicente del Raspeig, Alcoy y Moraira) y Murcia (Beniaján y Las Torres de Cotilla). Y, por supuesto, en la inevitable Doña Manolita, de Madrid. Y, además, en Salamanca y un pellizquito en la Ronda del Tamarguillo de Sevilla, donde los guiris no suelen comprar lotería. Además de bien repartido, les ha salido perfecto. Como si la suerte la repartiera Pedro Sánchez, en vez de la diosa Fortuna.

Lo más importante (como se ha visto en las últimas borrascas y en los últimos siniestros de Tussam) es la salud. Decíamos ayer que en el Presupuesto andaluz de 2020, a la salud le han tocado 11.056 millones de euros. El consejero, Jesús Aguirre, es como el calvo de la lotería. Dicen que frotar los décimos en la calva da suerte, lo recuerdo para el Niño.

José Joaquín León